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Rodríguez y las primarias del PSOE

Más allá del resultado final que arrojen las elecciones primarias socialistas del próximo domingo 21, quién podría salir dañado del fragor de dicho envite es el político ontinyentí que más alto ha llegado en cuatro décadas de democracia, el batle de Ontinyent y presidente de la diputación provincial, Jorge Rodríguez.

Los precedentes han obrado en su contra. Desde l'espantà de Ximo Puig en Ferraz, dejando a los pies de los caballos al entonces secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Y lo que es más ilógico, Puig actuó en tan crucial asunto de motu proprio o asesorado por los dinosaurios (en anterior y feliz plasmación del alcalde Jordi Vila, el Palomar) que aún permanecen carcomiendo al PSPV. Rodríguez, de quién Puig dijo tomar como modelo a la hora de ascender a la presidencia de la Generalitat, no fue consultado al adoptar tan transcendente decisión. Aquella maniobra, calificada por muchos socialistas como «golpista», tras la que se vislumbró la mano de la ahora candidata Susana Díaz, aún hoy es justificada por una razón esquizofrénica. La cual volvería a esgrimir X. Puig en el transcurso de la entrevista que le publicaba Levante EMV el pasado domingo: «Yo propuse un acuerdo progresista para el Senado y el secretario general en aquel momento me lo impidió». Un impedimento y un error de Sánchez que a la vista de cómo actúa la «caspa» socialista, cabe colegir que se debió a las presiones que le lanzaron a Sánchez en aquel asunto. Máxime cuando esos mismos jarrones chinos permitieron a Rajoy ser elegido presidente.

Puig se contradice cuando afirma que «no sería responsable ser neutral en las primarias de PSOE», cuando precisamente por su condición de presidente de la Generalitat debería mantener la neutralidad, por complicidad y por los puentes abiertos con sus colaboradores necesarios, Compromís y Podemos. Por el contrario, se vuelca hacia Susana Díaz, que provoca e insulta a sus socios necesarios, reputándolos de «izquierda inútil». Es la misma «izquierda inútil» que durante décadas le ha propiciado al PSPV gobernar Ontinyent. O actualmente la diputación.

Cabe tachar de incongruente, cuando no de contradictorio, al máximo dirigente de los socialistas valencianos. Que Puig, en vez de mantenerse neutral en este proceso de primarias, opte por poner en tela de juicio su discurso de «consolidar la opción de progreso de PSPV y Compromís a medio plazo», denota que se escora hacía la irresponsabilidad. Quienes están siendo tolerantes con sus inexcusables errores son Compromís y Podemos, al mantener alejado del poder al corrupto PP. Tragándose todos los sapos servidos por Puig. No se puede olvidar que Díaz aboga por infringirle una ofensa histórica al pueblo valenciano, al apostar públicamente por el injustificado Corredor Central, en detrimento del Corredor Mediterráneo. Además Puig pone a Rodríguez entre la espada y la pared, consciente de que el ontinyentí nunca le será desleal. Sin respetar la trayectoria de diálogo y consenso que ha encumbrado a Rodríguez, precisamente con esa «izquierda inútil», en la diputación. Si nos atenemos al resultado de los avales, el día 21 también podría comenzar el principio del fin político del actual presidente de la Generalitat. Todo un dilema que podría arrastrar, o no, a Rodríguez.

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