Este sábado todos estamos llamados a estar en la Murta. Se juegan los primeros 90 minutos de una eliminatoria contra el Talavera que tiene como premio el ascenso a la segunda división B. El rival, un hueso. Me van a permitir que no glose hoy dicha cita. Quiero que me permitan una nota de agradecimiento antes de que acabe la liga sea cuál sea el resultado final.
Y es que me apetece agradecer el trabajo del entrenador Jero López. Después de la experiencia vivida el pasado año, cuando se comunicó su nombre, tuve que, dado que de fútbol poco sé, irme a Internet para conocer su historial. Lo más llamativo: su paso por el Villarreal. Ahora ya no me hace falta. Hombre sencillo, poco dado a salidas de tono en la sala de prensa y en el banquillo, de discurso monocorde, fiel a sus planteamientos, ha lidiado toros como el de Rafeta o los de las bajas de Moscardó y Banegas, o la marcha de un presidente. Llevaba las botas con esparadrapo hasta que llegó la primera derrota. Solo tres equipos han conseguido ganarle. Creo que no ha dado nunca un titular destacado, aunque una vez se apaga el micro hemos mantenido con él conversaciones interesantes e ilustrativas. He aprendido y espero seguir aprendiendo de esas charlas. Le hemos visto muchas veces hablar en el centro del campo con los jugadores tras el entrenamiento.
Afable. Ha tenido múltiples muestras de afecto y cercanía con aquellos aficionados que están presentes en los entrenamientos. El último gesto: invitarles a acudir a Castellón en el autobús del equipo. Otros gestos me los guardo, ¡qué diferente de otros!
No sé si ganaremos o no, si subiremos o no, pero lo que tengo claro es que esta temporada he disfrutado con el equipo, y que me ha encantado conocer a Jero al que, como aficionado, agradezco su trabajo. Dicho esto, este sábado, todo aquel que pueda, ¡que esté en la Murta!
