Si alguien vivía ayer con emoción y con esperanza cada paso que se dio desde la apertura de los nichos 266 y 267 del patio 1 del cementerio de Ontinyent esos eran los familiares de los 13 desaparecidos:José Llopis Barberá, José Beneyto Soriano, Enrique Ríos Perigüell, Luis Mollá Rubio, Antonio Llopis Llopis, Vicente Gandía Gramage, Eugenio Francés Martínez, Ricardo Morales Espí, Rafael Sarrión Boronat, Rafael Vidal Martínez, José Galiana Vidal, Vicente Tormo Olcina y Rafael Bataller Cambra. Concha y María Díaz, sobrinas de este último se emocionaban al recordar a su tío. «Nosotras lo conocimos [ayer en el cementerio había otra sobrina, Carmen, que no llegó a conocerlo] y nos acordamos mucho de él, lo queríamos como si fuera un padre», rememoraban. Concha añadía que «era mi padrino y un hombre muy bueno». Las dos coincidían en que ayer era un día en que «se hace justicia».

Concha explicaba que «yo vine cuando los sacaron de la fosa común. Los metieron en bolsas de plástico y los enterraron en ese nicho», exponía. Concha y María señalaban que «nos dijeron que nuestro tío también estaba ahí y no hemos parado de traer flores». Ahora confían en que pronto puedan llevarlas a un nicho identificado con el nombre de su tío.

Luis Ramos también vivía ayer con expectación la apertura de la fosa, como familiar de uno de los 13 represaliados. Aunque él, nieto de Vicente Tormo Olcina, con la tranquilidad de que su antepasado está enterrado con sus familiares. Vicente Tormo es uno de los dos fusilados que fueron identificados en la apertura de la fosa en los años 70, «fue identificado por unos dientes de oro», recordaba y añadía que «cuando lo enterraron no quedó registrado, ya que fue todavía durante el Franquismo».

La exhumación se vivía con temor ante lo que encontrarán los técnicos. Matías Alonso, coordinador del Grupo Recuperación de la Memoria Histórica, señalaba que «se corre el riesgo de que no haya nada. Entonces hay que ponerse en el lugar de los familiares». Alonso señalaba que «hoy podría haber sido un día negro, pero ha habido suerte, se han encontrado restos y las familias pueden empezar a cerrar sus heridas».