Se publicaba hace unos días en este diario la noticia de la celebración del setecientos aniversario de la fundación de la Orden de Santa María de Montesa, una de las cuatro instituciones militares-religiosas que perduraron en la Península Ibérica desde la Edad Media y que, tras la desaparición de los templarios, ocupó su lugar en los territorios de la antigua Corona de Aragón, teniendo como sede el magnífico Sacro Castillo Convento, ubicado en la villa de Montesa del antiguo Reino de Valencia, que arruinó un terremoto en el año 1748.
Se han programado una serie de actos hasta el mes de septiembre, para conmemorar esta importante efeméride, que se celebrará en el municipio de Montesa con conferencias, congresos, conciertos, recreaciones históricas y, como acto más destacado, la reunión en la iglesia parroquial del capítulo de la Orden, cuyo maestrazgo ejerce en la actualidad el rey Felipe VI, que relevó a su padre Juan Carlos I en el cargo que ya ejerciera su abuelo Don Juan de Borbón cuando asistió al capítulo celebrado en Montesa en el año 1989. El acto contará con la asistencia de caballeros de las otras tres órdenes militares españolas de Santiago, Calatrava y Alcántara por lo que la relevancia en el ámbito nacional de estas celebraciones debería ser aprovechada histórica, cultural y turísticamente en la Comunitat Valenciana.
Lamentablemente la emblemática fortaleza de Montesa, con su historia y protagonismo, único en tierras valencianas, no tiene los valedores en la Generalitat y el gobierno autonómico que si han tenido el Real Monasterio de Santa María de Valldigna, incluido en la reforma del Estatut d'Autonomia y continuamente restaurado, la elevación a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la tradición de las procesiones y fiesta de la Mare de Déu de la Salut de Algemesí, o el más reciente mimo hacia el Palau Ducal de Gandia en relación con una rama de la familia Borja.
La potencialidad turística del legado histórico-cultural de Montesa como una de las cuatro órdenes militares españolas es innegable hasta el punto que podría y debería convertirse en un verdadero producto turístico de la Comunitat Valenciana y, junto con el del resto del de las órdenes, en un producto turístico de España, con relevancia internacional, ya que incluso Cervantes las hace aparecer como referencia ya universal en la causa de la locura del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Pero desde un pequeño municipio como Montesa es difícil difundir y promocionar esta potencialidad turística, por lo que es necesario establecer una sinergia que contribuya a configurar como producto el legado de la Orden Militar, tanto en el municipio que fue su sede como en los vastos territorios de la Corona de Aragón sobre los que tuvo jurisdicción y que reúnen numerosos y variados atractivos para un visitante cultural interesado en esta temática.
Comenzado por la cercana ciudad histórica de Xàtiva „de la que provenía algún destacado maestre de la Orden de Montesa o también una posible relación con miembros de la familia Borja„, que podría tomar la iniciativa para la sinergia turística en relación con su destacado conjunto histórico-artístico y tratar de formalizar un paquete cultural que incluyera la visita a Xàtiva y Montesa, con pernoctación y oferta gastronómica, como un destino conjunto cultural, al que se podrían sumar el poblado íbero de La Bastida de les Alcusses y la oferta enoturística dels Alforins, y ofrecerlo a agencias y touroperadores nacionales y extranjeros.
Hubo un cartel de la sede en Xàtiva a principios del siglo XX del Patronato Nacional de Turismo, y que aún se podía ver en el Castillo de Xàtiva hasta hace poco, que informaba con horarios de la posible visita conjunta al propio Castillo, a la Colegiata de Xàtiva y al Castillo de Montesa. El camino ya estaba iniciado hace muchos años, sólo hay que retomarlo con medios y tecnologías que hoy posibilitan llegar más y mejor al potencial turista.
