El mandato no dura cuatro años para todos los alcaldes. En cinco ayuntamientos de la Costera y la Vall d'Albaida, el sillón presidencial es cosa de dos. En una semana se cumplirá el ecuador de la legislatura y los socialistas Roberto Granero (l'Alcúdia de Crespins), José Barberá (Montesa) y Enrique Benavent (Quatretonda) cederán la vara de mando a sus socios de Compromís José Garrigós, Analia Juan y Aina Benavent, que la empuñarán hasta 2019. En Canals, el valencianista Joan Carles Pérez dejará el testigo al independiente Ricardo Requena (GdC). En Montaverner, habrá que esperar a agosto para que Juli Juan (Compromís) releve a Joan Chornet (PSPV). Así son los pactos.
El traspaso de poderes llega en un clima de «normalidad democrática». Los actores de los cambios subrayan la ausencia de grandes tensiones en esta intersección entre la ida y la vuelta de la legislatura. La lectura que hacen todos los munícipes salientes es similar: pese a las fricciones, no han aflorado crisis de calado en sus coaliciones. Ahora se invertirán los roles y pasarán a ocupar un rol secundario en el ejecutivo, a la espera de concretar la reasignación de funciones en cada caso.
«El gobierno está funcionando a la perfección. Tenemos claros los objetivos que nos marcamos en el pacto y los estamos llevando a cabo». Habla Roberto Granero, que ha compaginado la alcaldía de l'Alcúdia de Crespins con la presidencia de la Mancomunitat de la Costera. «Trabajamos en equipo, remando en la misma dirección: no hay diferencias de partido en las reuniones, más allás de las discusiones normales entre socios de gobierno», añade. A la hora de hacer balance, Granero se siente satisfecho por el impulso en materia de empleo: «Queda mucho trabajo por hacer, pero en dos años el ayuntamiento ha dado trabajo a más de 50 personsa en paro a través de planes provinciales, locales, comarcales o autonómicos». Otra prioridad del gobierno bipartito han sido el refuerzo de los servicios sociales. El equipo de base se ha ampliado con una una técnica de trabajo social, una agente igualdad y una orientadora laboral que ayuda a jóvenes y parados a encontrar empleo. El alcalde pone el acento en la contratación de otra persona para agilizar la gestión de la dependencia. Y en la inminente adjudicación de cuatro viviendas sociales en una finca municipal.
Junto a estas actuaciones, Granero hace hincapié en la adecuación de diversos espacios degradados de la localidad. «No hay inversiones muy grandes, pero son valoradas por la gente y abarcan a todos los barrios», puntualiza. En materia cultural, el consistorio ha redoblado la programación de actos, mientras que, en lo económico, el alcalde defiende el «rigor» en la gestión a pesar del gran condicionante que supone la sentencia de la expropiación de Riu Nou, que consume el 13% del presupuesto.
La «transparencia» es algo de lo que saca pecho el dirigente del PSPV: se han convocado asambleas para informar al pueblo de los llamados «asuntos de Estado» en el pueblo. Uno de ellos es la construcción de un paso sutberráneo en las líneas del tren, una promesa electoral a la que Adif ha accedido -tras la negativa inicial-siempre que el consistorio sufrague una parte de los trabajos. La diputación se ha comprometido a ayudar económicamente. La espina clavada para Granero es la rehabilitación de Riu Nou, estancada en el laberinto burocrático.
Lentitud administrativa
Enrique Benavent, que dejará la alcaldía de Quatretonda el próximo viernes, hace también «un balance muy bueno» de su mandato. Aunque asegura que «entre lo que se tarda en arrancar y lo lenta que va la administración, en dos años no se puede hacer mucho», destaca el compromiso arrancado a la conselleria para hacer realidad el nuevo centro de salud. Preguntado por la relación con sus socios, Benavent sostiene que «somos un equipo, no dos partidos. No hay peleas fuertes ni discusiones», sentencia. Su sucesora, Aina Benavent, se convertirá en la primera alcaldesa del municipio, al igual que Analia Juan en Montesa.
