Ontinyent fue ayer blanquinegra. La celebración del ascenso a Segunda B del Ontinyent CF invadió las calles de la ciudad, con epicentro en la Plaça Major y el ayuntamiento, donde el equipo festejó con la afición la ansiada promoción. La fiesta comenzó anteanoche, cuando la afición salió a la calle para recibir al equipo, procedente de Vitoria. Ayer, la celebración comenzaba sobre las ocho de la tarde con el desfile en comitiva de la plantilla, cuerpo técnico y directiva del club desde la plaza hasta el ayuntamiento, donde fueron recibidos por la corporación municipal.

Desde el balcón del consistorio, el club ofreció el ascenso a los cientos de aficionados que llenaban la plaza y varios jugadores como Paco Sáez, Quique o Xato se dirigieron a la afición para agradecerles el apoyo durante toda la temporada. También cogió el micrófono el «héroe» del ascenso, el portero Iván Vallés, que detuvo dos penaltis en la tanda final. Vallés -al que sus compañeros dedicaron unos versos cantados: «parece holandés, pero es de Beniarrés»- afirmó que «esto es increíble, no hay palabras. Gracias a todos».

El entrenador, Miguel Ángel Mullor, al que el presidente presentó como «el hombre del milagro», agradeció el trabajo de la plantilla y el apoyo de la afición y manifestó que «ver a tanta gente que nos quería felicitar vale más que todo el dinero del mundo».

El más reivindicativo fue el presidente del Ontinyent CF, Luis Ortiz, que tras destacar el trabajo de la plantilla y el cuerpo técnico y agradecer el apoyo de la afición y del ayuntamiento, reclamó mejoras en El Clariano, al que pidió dotar de mejores vestuarios, gimnasio y sala de prensa. Remarcó que el club y los jugadores «son una piña» y que fruto de esa unión se ha conseguido el ascenso. El máximo mandatario también aludió a la reciente conversión del Ontinyent CF en una sociedad anónima deportiva, con la llegada de un grupo australiano que, según dijo, hará posible el sueño del club. «Vamos a subir a segunda, pero será solo un escalón, la meta es subir a primera división», afirmó Ortiz, quien concluyó que «hemos puesto la primera piedra, el edificio está por hacer y lo tenemos que hacer entre todos».

«Un sueño de todo Ontinyent»

El alcalde de Ontinyent y presidente de la Diputació de València, Jorge Rodríguez, cerró los parlamentos destacando que el ascenso a Segunda B del Ontinyent es el resultado de muchos años de trabajo. «Son cinco años de mucho trabajo, cinco años de ilusión». Afirmó que «yo de fútbol no sé, pero sí sé de valores, y de los valores que encarna el Ontinyent, humildad, trabajo y sacrificio». Rodríguez expresó que «hemos hecho realidad el sueño, el ansiado ascenso», ensalzando la tarea desempeñada por el entrenador y los jugadores. El alcalde manifestó que «hoy somos más grandes, más felices, hemos conseguido el sueño. Un sueño que era vuestro y que hoy ya es de todo Ontinyent», concluyó Rodríguez. Tras la celebración en el ayuntamiento, el club ofreció el ascenso a la patrona, la Puríssima, en la iglesia de Santa María.

Épico. El Ontinyent CF solo podía subir a segunda B sufriendo lo que no está escrito. De esa manera se ha hecho fuerte durante toda la temporada el grupo dirigido por Miguel Ángel Mullor. Y así, sufriendo, conseguía escribir otra página gloriosa en Álava. Hasta la tanda de penaltis hubo que llegar para que los blanquinegros pudieran alcanzar el soñado ascenso, ante el Alavés B. Una tanda perfecta para el Ontinyent, pues Abengózar, Francesc, Ortega y Soler hacían pleno sin necesidad de llegar al quinto lanzamiento, ya que Iván Vallés se encargaba de detener dos lanzamientos vitorianos.

La boda que lo cambió todo

La historia de este ascenso ha querido tener guardado un rincón para el portero suplente. Iván ha trabajado a la sombra de Raúl Poveda, imposibilitado para jugar el último partido por contraer matrimonio, y al final ha tenido la recompensa a su esfuerzo callado durante diez meses.