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el empresariado quiere comarcas

los primeros pasos dados en las Corts, hace unas semanas, acerca de poner a caminar la Ley de Comarcalización Valenciana, tenía la semana pasada un refrendo importante al ser valorada positivamente por la Plataforma por la Reindustrialización Territorial, formada por IBIAE, COEVAL y FEDAC, en el transcurso de su reunión mensual celebrada esta vez en Ibi. Como es sabido estas asociaciones representan a las empresas de los territorios que conforman la Foia de Castalla, la Vall d'Albaida, l'Alcoià y El Comtat.

Esta punta de lanza empresarial es notoria y marca el camino a seguir para el resto de asociaciones empresariales valencianas. Especialmente cabe valorar este pronunciamiento por el efecto dominó que pueda tener entre el resto, cuyos dirigentes suelen mostrarse conservadores y renuentes a esta suerte de cambios con casos como el de, desde el Cap i casal, Federico Félix, tan propenso a la genuflexión con los mandatos procedentes del PP. Por eso cuando dicha plataforma ha analizado «los rasgos positivos que supone pensar y trabajar en clave comarcal superando miradas localistas» está dándole su cuota de impulso a la vertebración comarcal en la Comunitat Valenciana, enarbolando dicha reivindicación desde ese territorio (comanche, para los poderosos capitalinos) que son las comarcas. Al mismo tiempo, ante tan ilusionante proyecto territorial, proyecta un sentir para que sea tenido en cuenta por los representantes políticos. Los que tienen que gestar y alumbrar dicha ley: «que las administraciones, con el mayor consenso político posible lideren junto a los agentes sociales y económicos de los territorios dicha vertebración», dicen.

Desde aquellos titubeantes pasos iniciales de 1982 en la Generalitat, poco recorrido ha tenido la ley de Comarcalización. Sin embargo el empuje decidido que los de Compromís le daban en las últimas semanas, podría conducir a que, tras 35 años de espera, esta ley sea una realidad, de la que se ha teorizado y escrito mucho, pero que nunca ha llegado a ser una realidad activa. Por supuesto que habrá que peinarla y retocarla para que guste al máximo de usuarios. Resolviendo el encaje de las mancomunidades, las cuales ya hace años que parecen haber tocado techo. Máxime cuando éstas, caso de la valldalbaidina, fueron de las primeras en sufrir recortes con la aparición de la crisis. Desde entonces estan menjant i fregint.

Y aunque en la coyuntura política actual la necesaria supresión de las obsoletas diputaciones no está contemplada a corto plazo, sí que al menos empiezan a brotar signos que hacen abrigar esperanzas. Es el caso de la de València, que preside el alcalde ontinyentí Jorge Rodríguez, quien con el aliento favorable de Compromís y otros, tal como informaba Levante-EMV, «transformará las actuales dependencias tributarias en distintas ciudades en oficinas comarcales», lo que obviamente generaría una estructura que podría servir de base para una futura red autonómica de recursos comarcales. Para ir haciendo boca Rodríguez ya ha puesto a rodar una muestra pictórica de alto rango, La Diputació en les comarques, que exhibirá 125 obras en Alzira, Ontinyent o Sagunt. Esta Llei de Comarcalització rendiría homenaje, en el 25 aniversario de su muerte, a uno de los padres de la cultura y el pensamiento político valenciano, Joan Fuster.

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