Aunque el rótulo informativo sobre lo acontecido el pasado domingo en la capital alavesa lo espetaba con precisión este diario («Ascenso heroico del Ontinyent»), el héroe protagonista de la gesta era nada menos que el portero suplente, Iván Vallés, de solo 19 años. De esa heroicidad deportiva daban cuenta todos los medios de comunicación nacionales, tanto los generalistas como los deportivos. En contraposición se decía: «El portero suplente es el héroe... ¡mientras el titular se casaba!». La respuesta y recibimiento en la ciudad al equipo, con una afición eufórica, evocó a aquellos ascensos legendarios a segunda de la década de los 60. El gobierno de Jorge Rodríguez se sumó al fervor, concelebrando con jugadores, técnicos, directivos y afición el ascenso mediante la oratoria oportunista del momento que se exhibió en el balcón municipal. Después y con un perplejo gesto de vuelta al pasado, es decir, cuando el nacional catolicismo campaba a sus anchas, las crónicas dicen que al finalizar el acto consistorial «la comitiva se trasladó a la Iglesia de Santa María, donde se le ofreció el triunfo y el ascenso a la patrona de la ciudad, la Purísima Concepción».
Pero como bien nos dice el refrán: a Dios rogando y con el mazo dando. Y el mazo, ya anunciado por su presidente, Luis Ortiz, lo volvía a publicar el pasado martes Levante-EMV: «Un fondo australiano compra el 80% del Ontinyent con el fin de llevarlo a la élite». El título de propiedad del 80% de las acciones, al inversor Rodney Meaker se plasmará mediante un trueque, a cambio de liquidar la deuda del club de 500.000 euros y con la aspiración de subir a Segunda A medio plazo, dicen. Un paso que ha sido posible tras haberlo convertido la directiva en una sociedad anónima deportiva. Con todo, y por si dicha operación no está preñada de suficientes interrogantes, la coletilla informativa aún resulta más sorpresiva: «el hombre de confianza de Meaker es Adrián Márquez, un joven valenciano de 25 años que se ha convertido en el nuevo presidente del equipo, ya que Ortiz, el anterior dirigente, ahora sólo es presidente de honor». Es de espera que el australiano no emule a su homónimo singaporense, propietario del Valencia CF.
Las otras respuestas, dígase transparencia, las deberá dar el batle Rodríguez acerca de los compromisos, con firma o verbales, suscritos con Meaker sobe, por ejemplo, los futuros usos o vetos relacionados con el estadio del Clariano, de titularidad municipal. O sobre esos 40.000 euros anuales más los que, ni se sabe, se libran en bienes difíciles de cuantificar que el gobierno municipal pone al servicio del club desde la caja pública; club que ahora será una empresa.
Caixa Ontinyent también asciende. Esta semana Caixa Ontinyent volvía a ratificar un nuevo ascenso, pese a que no tiene con quién competir en la península. Y lo hacía ante su asamblea general, mostrando unos resultados que hablan de un beneficio antes de saneamientos y dotaciones de 19,4 millones de euros. Pero como saben que no pueden dormirse en los laureles, al unísono avanzaron proyectos como la profundización digital, un proyecto de renovación tecnológica que estará totalmente implantado en octubre. También el centro social Caixa Ontinyent o la recuperación del monte de piedad a través de una fundación son objetivos loables y esperables.
