Son tantos los cambios introducidos en la Fira d'Agost que el alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, quiso reivindicar ayer una perspectiva de conjunto en su primera valoración pública sobre el arranque de esta revolucionaria edición, marcada por la controvertida distribución comercial de los puestos de venta tradicionales sobre la calzada en el tramo inicial del recorrido.

«Si la cuestión más debatida es si en el Real de Fira o en la carretera tienen que haber paradas o no, nos sentimos orgullosos: todo el trabajo de este año y todos los cambios en la creación de nuevos espacios, de mejora de la limpieza, de la accesibilidad y de la seguridad han sido positivos y están siendo muy aceptados», manifestó. Cerdà tiene asumido que el aspecto del Real de Fira «es un debate» a abordar, pero se mostró satisfecho con la acogida del resto de novedades e indicó que «las condiciones son las que son y así se las hemos indicado a los feriantes». «Aquellas cuestiones que se tienen que replantear se replantearán, pero la gente está viendo que se ha hecho un esfuerzo muy importante para reorganizar la Fira», una labor «muy complicada» porque «estaba estructurada históricamente en función de la antigüedad de los puestos», abundó. «Era necesario tener una nueva normativa y generar la sensación de un paseo tranquilo por nuestra Fira como ahora: eso hace que la gente pase más tiempo en ella y consuma y disfrute más», manifestó Cerdà, que vaticinó un repunte de las cifras de visitantes. Ayer, la ciudad era un auténtico hervidero de gente.

«Alabanzas» del comercio local

A preguntas de los periodistas, el alcalde dijo que «frente a las críticas de los feriantes, tenemos las alabanzas de los comerciantes, que por primera vez han abierto en Fira y están haciendo cajas espectaculares» en la zona inicial de la Albereda. A su juicio, antes «las aceras eran básicamente el lugar donde dormían los feriantes». «Dignificando la parte delantera de las tiendas de nuestra ciudad -prosiguió- el comercio local puede aprovecharse del hecho de que en Xàtiva no visiten más de 250.000 habitantes y eso diversifica el negocio, favorece un flujo económico a la propia ciudad y no solo al sector hostelero», precisó.

Pese a afirmar que la Fira «cada vez se parece más» al evento «que quiere el nuevo gobierno», Cerdà puso el acento en que «el modelo tiene que estar en constante movimiento». «Hemos dado un gran empujón, pero reorganizar 200 paradas es muy complicado y, después de este grandísimo trabajo, falta perfilar algunos cambios de cara a próximas ediciones». El alcalde atendió ayer a los medios en el nuevo espacio municipal habilitado en la Font del Lleó, eje neurálgico del recorrido. «Esta zona estaba perdida y ahora brilla más que nunca», dijo. El alcalde hizo hincapié en la gran afluencia de visitantes y las «buenas sensaciones» que están dejando los nuevos espacios, como el mercado tradicional de Santa Anna, la zona de los chiringuitos del Jardín del Beso, las áreas de descanso, la venta ambulante de la Fuente de 25 Chorros o la Fira de coches y de Turisme, después de haber conseguido «sectorizar» el evento, cuya extensión se ha incrementado un 30%, hasta ocupar 2,6 kilómetros.