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UBICACIONS DE LES PARADES A LA FIRA A TRAVÉS DE LA HISTÒRIA (2)

En 1889 el periòdic local El Clamor Setabense realitza una detallada descripció de l'aspecte i contingut de la Fira de Xàtiva: «Principia ésta en la plaza de la Balsa en donde se exponen a la venta semillas y efectos de labranza; a continuación la calle de la Alameda se ve atestada de objetos de ferretería; después la sección de cordelería y objetos de esparto labrado; más allá montañas de melones y sandías; luego y como formando calle, dos hileras de vendedores de porrat. Adornado por el municipio con el mayor gusto, presentase el Real de la Feria: dos arcos lujosamente decorados guarnecen la entrada de lo que podríamos llamar cuerpo principal de aquella. Bajo una bóveda de gallardetes, pabellones y banderetas, miles de luces de gas y a la veneciana, dan al cuadro que describimos un conjunto fantástico y sorprendente. A ambos lados del salón de la feria hay dos largas filas de casetas, en las que se venden camas de hierro, máquinas de coser y toda clase de objetos de ebanistería; platerías, tiendas de quincalla, sombrererías, gorrerías, perfumerías, peluquerías, cromos, juguetes, hojalatería, armas de todas clases, baterías de cocina, balanzas, pesas y medidas y todo cuanto pueda desear el público en esta clase de certámenes comerciales. Viene luego otro espacio desde la Puerta del León hasta la de Valencia, donde hay establecidas tiendas de sombrillas, guitarras, turroneros y quincalla ordinaria; flautas de caña, santos de barro, loza y cacharrería, cristalería, loza fina y ordinaria. A la derecha de esta sección también tenemos profusión de tiendas de ebanisterías valencianas, donde se encuentran los últimos adelantos en tan importante ramo; después y como término, mil paradas de bastones, cayados, timones para arados, palas y otros artefactos propios de la agricultura. En la Puerta de Valencia principia la feria de ganado caballar y asnal, ocupando una extensión de medio kilómetro. En la Puerta de Cocentaina principia la feria de ganado vacuno y lanar, ocupando un espacio de más de dos kilómetros. Miles de cabezas forman esta importantísima sección, esparcida a la falda de dos montañas, donde figura un número de 5.000 reses». Fins ben entrat el segle XX, els bous solien ocupar la zona del Camí de Sant Antoni, on eren custodiats pels seus propietaris i visitats pels compradors que els adquirien.

A finals del segle XIX, la fira, segons consta, ocupava una extensió de 3.000 metres, dels que 2.000 estaven dedicats al bestiar, caballar, boví i llanar, sent 1.000 d'aquests ocupats per casetes i barraques de combustible, d'objectes d'agricultura, de terrissa, d'espart, etc. fins l'actualitat on la fira abasta tot l'espaci comprés entre la Baixada de l'Estació i la plaça d'Espanya, on s'apinyen les casetes i llocs de venda junt a les atraccions mecàniques fins a sis línies en paral·lel, la superficie d'espai destinada a les actividats comercials de la fira han passat a ser d'aproximadament uns 45.000 metres quadrats, distribuits per sectors, com són l'espai situat junt al Pavelló de Voleibol per a la fira de bestiar; per a la la fira agrícola „hui desapareguda„ es dedicaven fins a 3.000 metres en la plaça La Bassa i per als llocs comercials, incluides les atraccions mecàniques, es destinen uns 35.000 metres quadrats que ocupen totaltment l'albereda de Jaume I i l'avinguda de Selgas, fins la plaça de bous.

Al llibre de la Fira de 1955, José Cabanes Piñana, que allí s'autodefineix ja entrant al crepúscul de la seua vida, descriu en un entranyable article la Fira de Xàtiva que va viure en la seua infantesa: «Empieza en su primera escena en la plaza del Cuartel „gran plaza del Españoleto„ donde se instalaban Els volantins; a su alrededor los puestos de venta de ajos „lugar propicio para coger cavallets; bajamos a la plaza de La Balsa „salones de varietés con sus monumentales órganos musicales a la entrada y aquellas divas que dirigían de movimientos tan graciosos; barracones de tiro, porritos, fenómenos, etc.„, empiezan los puestos de forques, gaiatos y aperos de labranza; seguimos hacía la Alameda: puestos de melones y sandías, raspalls y sàries; entramos en el Real de la Feria, a su frente el gran arco triunfal, silueteado por lucecitas de gas, obra de un buen amigo, gran persona y excelente pintor, D. Juan Furió; a ambos lados los puestos de venta hasta el Portal del León, se vendían en ellos peinetas, joyas más o menos auténticas, abanicos, sombrillas, guitarras, juguetes, baratijas, etc.; a la derecha entre los puestos y la esquina del Cuartel estaba situada La Subasta de grato recuerdo y no olvido la célebre frase a les tres, paraigües; a la izquierda entre los puestos y el Huerto de Mompó, unos años se montaban los Caballitos y otros el Tobogán; a partir del Portal del León los puestos de turrones, de almendras y avellanas, el porrat; a la derecha los calderos, muebles, cacharros, ollas, cazuelas y cántaros; a la izquierda la obra: platos, vajillas, cerámica. Y en medio los barracones de comida y refrescos hasta el Portal Fosc llamado también de Valencia; a partir de ahí el ganado caballar y asnal con los típicos pesebres a un lado y a otro de la carretera y el centro de la misma llena de carritos, animales y una multitud de tratantes que lo hacían intransitable; luego en el barranco desaparecido, donde hoy se levanta el hermoso Jardín del Beso y hasta el Camino de San Antonio, el ganado vacuno: los toros. En todo el trayecto, carritos de horchata y aigua sivà y sus dueños la ofrecían haciendo gala de su vozarrón de bajo de ópera, con aquella célebre frase: «En un gallet l'ofegue»...

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