en la pequeña cosecha de noticias jugosas que afloran estos días del rovellet del verano, cabe mentar ésta: «El Consell da luz verde a la estación de transferencia de basura en Bufali». Y si bien es verdad que dicha instalación «permitirá ahorrar importantes costes de desplazamiento al eliminar el traslado de la basura a Ròtova», también conviene refrescar, ante la generalizada desmemoria, que el susodicho desplazamiento no respondió a una necesidad social o económica. Fue el resultado de la delictiva política que imprimió el PP a lo largo de dos décadas de gobiernos continuados y de imposición. Por ello compete saludar el trellat mostrado por la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural al autorizar la estación de transferencia de Bufali, restituyendo así una actividad y un servicio legal el cual cayó en desgracia y fue arbitrariamente demonizado por el PP; todo ello con el fin de llevar a cabo chanchullos malolientes. El mamporrero que sirvió a aquellos perversos intereses, recordémoslo, fue Vicente Parra, a quien el PP, desde la Generalitat, le puso en bandeja unas leyes torticeras que, aplicadas al pie de la letra por jueces, sin más, propiciaron durante los últimos tres años una situación antojadiza e injusta.

Lo que ya no queda tan claro para la Vall, a la espera de que se materialice su Pla de Minimització, es la puntilla que acompañaba tan buena nueva, y que reza así: «esta instalación dará servicio a los municipios que se encuentran en el ámbito de aplicación del convenio de colaboración alcanzado entre el Consorcio del Plan Zonal de Residuos y la Mancomunitat de Municipis de la Vall d'Albaida». Un temasuntoa que levanta no pocos temores, máxime cuando crecen los recelos hacía el gobierno de la Mancomunitat, que parece haber abdicado del Pla de Minimització en favor de los designios del COR.

Por otro lado, la trola de la alternativa al Meruts Festival desnudaba días atrás la falta de sensibilidad musical del gobierno de Jorge Rodríguez. Como era de esperar, Joves de Compromís, ante el manifiesto silencio del gobierno socialista, han salido a la palestra para reprocharles y afear su incumplimiento por las expectativas levantadas la pasada primavera. Fue a raíz de anunciar el grupo de jóvenes organizadores, su renuncia a emprender el festival anual de Meruts, como alternativa a la música que se programaba en la semana de fiestas, y por donde han desfilado nombres como Auxili, Smoking Souls, el Diluvi, la Troba Kung Fu... Entonces, el gobierno municipal se jactó de ofrecer una alternativa: «una propuesta más ecléctica que lo que había hasta ahora, una mezcla de estilos para todos los gustos» concretando como avance el grupo valenciano Zoo. Pero nada se supo de aquello, un vacío del que Joves de Compromís hacen bandera al señalar que «amplios sectores de la ciudadanía echan de menos la presencia de más grupos de música que cantan en valenciano así como una mayor diversidad de estilos». Y es que si en 2016 Rodríguez decía que «cualquiera que venga a Ontinyent en fiestas encontrará en Ontinyent un concierto a su gusto» no podría repetirlas para este 2017.

Mariola tiene quien les escriba

La eurodiputada de EUPV Marina Albiol acaba de presentar un escrito, literalmente de puño y letra, requiriendo a la Comisión Europea que vigiñle el paraje de la Mallaeta, zona protegida de la Sierra Mariola y «un paraje muy frecuentado, querido y, a priori protegido tanto por valldalbaidins como desde l'Alcoià».