El reto consistía en recoger 300 gafas usadas: una montura con sus cristales por cada kilómetro recorrido. Pero la iniciativa ha tenido tal repercusión que la cantidad de lentes recopiladas supera ya con creces los objetivos que se marcaron los promotores, desbordados por la avalancha de solidaridad.

En cuestión de una semana, tres vecinos de Canals se lanzarán con sus bicicletas de montaña a la carretera para recorrer un trayecto de 300 kilómetros en dos días. Partiendo de la Costera y llegando hasta Banyeres, cruzarán la Ribera, la Vall d'Albaida y la Safor. Atravesarán 37 poblaciones donde se han establecido puntos de recogida de gafas, gracias al esfuerzo de un amplio tejido de colaboradores que han querido sumarse al proyecto «300 km-300 ulleres». Particulares, comercios, ópticas, empresas y colectivos sin ánimo de lucro. Los organizadores han recibido donaciones de puntos dispersos de la geografía española, haciendo servir una única herramienta: las redes sociales.

Precisamente en Facebook se conocieron Patricia Campos y Vicent Llaudes, los artífices de la acción solidaria. Las hazañas de la ondense son conocidas: fue la primera mujer piloto de reactor en la Armada española y, más tarde, se convirtió en la primera entrenadora de fútbol profesional en EEUU. El segundo es un farmacéutico de Canals que se interesó por la hercúlea labor como cooperante de Campos con niños en Kampala (Uganda) y quiso ayudarla.

Llaudes recurrió a sus contactos para recopilar gafas usadas, pero nunca imaginó una respuesta tan masiva. En diciembre, viajará junto a Campos al país africano y entregará las lentes a los menores que conviven con graves problemas de visión a edades tempranas, sin recursos para acceder a un objeto tan básico en una zona donde Patricia lleva años trabajando en labores de integración y de lucha contra la discriminación de la mujer, utilizando el deporte como arma de transformación social. A la llamada de Vicent acudió Toni Pla, un deportista de Canals apasionado de los retos, que se ha encargado de amplificar la iniciativa más allá de la Costera. El 30 de septiembre, Pla iniciará el recorrido junto a su mujer, Ana Real, integrante del Club de Atletismo de Canals. El propio Llaudes les acompañará. La ruta planificada contempla ocho horas diarias de trayecto. El grupo hará una parada rápida en cada pueblo para dejar constancia de su paso y registrar las gafas recogidas. «Primero pensamos que nos acompañara un coche para transportar las donaciones, pero al final tenemos que coger una furgoneta. El resto está más que superado», observa emocionado Toni Pla tras revelar que Cáritas de Banyeres les ha ofrecido una remesa de un millar de gafas.

Necesidades logísticas

Los promotores subrayan el papel vital de los colaboradores para hacer de la difusión de la convocatoria un éxito. «Hay gente a la que no conocemos que ha cogido el teléfono y se ha puesto a llamar al azar en los pueblos para encontrar puntos de recogida. Si les despachaban, seguían intentándolo», cuenta Pla. También recogen cristales sueltos, monturas y gafas de sol. Llaudes augura muchas casos de cataratas por insolaciones en Uganda. El farmacéutico viajará acompañado del instrumental adecuado para analizar dioptrías y graduar las lentes, adaptándolas a cada caso. También impartirá clases y quiere formar a dos personas para que puedan continuar su labor, aunque sea de una forma más rudimentaria, cuando se marchen. El objetivo prioritario son los niños, pero no serán los únicos que reciban ayuda.

El reto ahora es de logística. La idea inicial de Vicent Llaudes era transportar en dos grandes maletas las gafas, pero la avalancha de donaciones es tan grande que hay que buscar alternativas. Y un contenedor es demasiado caro. Por lo pronto, el farmacéutico ha registrado junto a Patricia Campos la ONG Goals for Freedom, dada la necesidad de contar con una estructura legal y administrativa mínima y una seguridad en el traslado de la remesa. Ambos se alojarán en el suburbio de Kajjansi, donde Campos ha prestado su labor humanitaria en otras ocasiones. «La mayor satisfacción es que la iniciativa ha servido para que muchísima gente que tenía ganas de ayudar y hacer de puente pueda hacerlo: solo esperaban una oportunidad así», enfatiza Llaudes.