El Ayuntamiento de Chella ha iniciado la expropiación de dos fincas privadas de 8.756 metros cuadrados de superficie catastral en el paraje del Salto para habilitar un acceso adecuado al enclave, emblema por excelencia de la localidad. Las condiciones de abandono de los terrenos colindantes a la imponente cascada de 25 metros de altura complican desde hace décadas el escarpado descenso a los pies del salto y la posibilidad de adentrarse en el valle.

El consistorio pretende asumir la propiedad de las parcelas para poder materializar una serie de mejoras que pondrán en valor el enclave y lo abrirán a un mayor número de visitantes. El suelo se encuentra sujeto a unas condiciones de protección paisajística en el Plan General de Ordenación Urbana, donde se integra dentro de la catalogación de Parque Natural.

El proyecto, según avanza el alcalde de Chella, José Enrique Talón, contempla acondicionar una bajada apta para todos los públicos mediante una escalera que facilitará la visita del paraje. Además, el consistorio prevé adecentar la parte baja de la hondonada e instalar una zona de esparcimiento con mesas y papeleras.

Al inicio del actual mandato, Talón se puso en contacto con los propietarios de los terrenos para negociar su adquisición. Sin embargo, los titulares no aceptaron las ofertas económicas presentadas por el ayuntamiento, que, ante la falta de acuerdo, decidió abrir el expediente de expropiación. Según indican fuentes municipales, el justiprecio que ha de abonar la administración local por el suelo se ha fijado en 34.000 euros, una cuantía inferior a la que en un principio ofertaba la corporación. El alcalde lamenta la lentitud del procedimiento administrativo, que podría aplazar varios años la inversión planteada, recalcando que la misma ya estaría en marcha si se hubiera podido acordar la compra de las parcelas. Los dueños, sin embargo, pedían un precio «desorbitado», sostiene.

El 27 de julio, el pleno municipal de Chella dio luz verde al inicio del expediente de declaración de la necesidad de ocupación de los terrenos, en virtud del planeamiento urbanístico de la localidad y apelando al interés público de la actuación. Una de las fincas tiene una superficie catastral de 6.886 m2 y la otra, anexa, mide 1.872 m2. Ambas son propiedad de los mismos titulares y están catalogadas como suelo rústico de uso agrario.

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tiene la competencia sobre el dominio hidráulico del Salto, cuyas aguas se inscriben en el cauce del río Sellent. Una vez los terrenos sean públicos, el ayuntamiento asumirá el coste de su mantenimiento. Hasta entonces, cualquier actuación en el enclave permanece bloqueada, según recalca Talón, que apuesta por redoblar la difusión del emblemático paraje natural como principal atractivo turístico de Chella.

Base de fábricas de papel y luz

Junto a la cascada, el entorno del Salto encierran otros encantos, como las ruinas de la central eléctrica o las cavidades de la zona. A principios del siglo XX el paraje vivió una edad de oro: fue la base de fábricas de papel, molinos y de una central de energía hidráulica que, a partir de 1909, llegó a abastecer a numerosos pueblos de la Ribera y la Canal. Más tarde, el espacio fue pasto del abandono y la vegetación se apoderó del acceso.