Un cartero de Alcoi que acumuló en su trastero más de 3.200 cartas de Ibi y Ontinyent que no llegó a repartir durante algo más de una década ha sido condenado a dos años de prisión por la Audiencia Provincial de Alicante tras un acuerdo de conformidad alcanzado por la Fiscalía, la acusación particular ejercida por Correos y la defensa del procesado, según se recoge en la sentencia dictada la semana pasada.

La Audiencia condena al cartero por un delito continuado de infidelidad en la custodia de documentos y rebaja la pena inicial de tres años de prisión que solicitaba el fiscal a la de dos años al considerar que concurren las circunstancias atenuantes de reparación del daño y confesión. Además de la pena de cárcel le condenan al pago de una multa de 1.800 euros a abonar en seis mensualidades y le imponen la inhabilitación para empleo o cargo público durante un periodo de cuatro años.

La sentencia recoge igualmente que la Audiencia acuerda la suspensión de la ejecución de la pena de prisión, aunque con la condición de que el condenado no delinca durante un plazo de cuatro años desde la fecha de la sentencia.

Según la sentencia de la Audiencia, el cartero procesado, que en la actualidad tiene 44 años, estuvo trabajando entre 2002 y 2015 como repartidor de Correos en Alcoi, Ibi, Alicante y Ontinyent, municipio donde adquirió en noviembre de 2007 la condición de trabajador fijo. Los hechos declarados probados en la sentencia indican que desde 2004 hasta el 8 de abril de 2015 incumplió su obligación de distribuir y repartir la correspondencia. De hecho, se apoderó de 3.272 cartas, todas ellas destinadas a direcciones de los municipios de Ibi y Ontinyent.

La Audiencia precisa que no repartió las casi 3.300 cartas y las ocultó en un trastero anexo a su domicilio de Alcoy, donde la Policía Nacional pudo recuperar toda la correspondencia tras su detención.

La sentencia de la Audiencia de Alicante no recoge alusión alguna al motivo de que se apoderara de tanta correspondencia y de que la acumulara en su trastero.

En abril de 2015 fue despedido por Correos tras descubrir las irregularidades y a finales de ese mismo año fue detenido por la Policía Nacional en Alcoi. Según los datos facilitados hace dos años por la Policía, el cartero no actuó con ánimo de lucro al apoderarse de la correspondencia, ya que entre las cartas había algunas con cheques.