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Documental

Una obra romana para salvar la crisis

La plaza de toros de Bocairent cumple este año 175 años y un documental relata su nacimiento para evitar la huida de trabajadores

Una obra romana para salvar la crisis

Manuel López Rovira, vecino de Enguera, gestionaba una fábrica de paños en Bocairent en la primera mitad del siglo XIX. El negocio debía ser rentable. Tanto como la responsabilidad que demostró hacia sus empleados. Alguna burbuja estalló. Una grave crisis se extendió sobre el sector textil. Probablemente sobre algún otro también. Y los empleados de la otrora boyante fábrica de paños de Bocairent se encontraron de brazos caídos.

Isabel II llevaba diez años en el trono. Y nadie había soñado todavía con la Seguridad Social o las prestaciones por desempleo. De hecho, El Capital, el manual de sociología que Karl Marx publicó en 1872, con un primer avance en 1867, tardaría otro cuarto de siglo en ver la luz.

A López Rovira no le movía la ideología ni la necesidad de aplacar la lucha de clases, conceptos que todavía no se habían acuñado. Le movía el sentido común. Y una evidente conciencia de responsabilidad social. El caso es que en su calidad de representante del Gremio de Fabricantes, la patronal de industriales de la época, acudió al alcalde de Bocairent y le sugirió acometer una obra pública que permitiera a los trabajadores de la industria textil, repentinamente congelada, disponer de un jornal.

Pero una obra en condiciones. López Rovira planteó la posibilidad de excavar el montículo de La Serreta, un promontorio de roca caliza estratégicamente situado en las proximidades del casco urbano de la localidad. El lugar ideal para excavar una plaza de toros. Una obra de dimensiones imperiales, propia de griegos o romanos. Una obra que mantuvo vivos los jornales de decenas de trabajadores durante un periodo estimado de dos años,

Golpe a golpe, Bocairent mantuvo a los vecinos que de otra manera habrían emigrado, empeñados en la construcción de una plaza de toros única en el mundo. Un redondel excavado en la roca capaz de albergar a 3.760 espectadores, dos tercios de ellos a la sombra.

Sociedad anónima

El ayuntamiento y el Gremio de Fabricantes impulsaron una sociedad anónima a la que se sumaron 77 accionistas. La construcción de la plaza, incluidas las gradas, el corral para el ganado, las cuadras para los caballos, una enfermería y una capilla se dió por concluida en 1843. Las acciones de la sociedad promotora, a razón de 55 reales cada una, se vendieron hasta finales de julio de 1844.

Bocairent nació como un pueblo excavado en la roca. La plaza de toros es un auténtico emblema cargado de valor simbólico para los vecinos. Chicuelo, Antoñete, José María Manzanares, Ortega Cano, los hermanos Esplá llenaron las gradas. Pero el albero lo comparten todos los residentes en Bocairent como escenario de las fiestas locales o de eventos de calado cultural de todo género. Un producto que el Ayuntamiento de Bocairent ha presentado en Fitur, el gran esparate del turismo, como monumento preñado de sudor y lágrimas de los trabajadores del textil que se encontraron en el paro hace 175 años.

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