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Teatro del absurdo con sello de Bèlgida

Antoni Ortolà se aleja del humor tradicional y rompe esquemas con sus obras, que conquistan las tablas de la geografía valenciana de la mano de El Raboser - El teatro «amateur» gana fuerza en la Vall d´Albaida

Teatro del absurdo con sello de Bèlgida

Cinco ministros y un presidente se hacen fuertes en el castillo de Carrícola. Acaba de constituirse el gobierno de la nueva República de la Vall d´Albaida, independiente del estado español y del País Valenciano. Mientras se descubre una disparatada trama que planea asesinar al jefe del Estado, en un momento dado los personajes intercambian una cadena de bofetadas y el público que asiste a la función estalla en carcajadas. Tan descabellado guión ha nacido de la imaginación y la pluma de Antoni Ortolà (Bellús, 1959), escritor y actor del grupo amateur «El Raboser» de Bèlgida que, en su reciente currículum como autor ha estrenado tres obras de teatro en valenciano repletas de situaciones absurdas y desternillantes. También ha publicado una novela con una editorial sevillana, Paulette.

El colectivo artístico, que integra a diez actores itinerantes, no deja de ampliar fronteras: ha conquistado las tablas de no pocos municipios del territorio valenciano y, en 2017, asumió por segunda vez la organización de la Mostra amateur de la Vall d´Albaida. La respuesta del público a las representaciones demuestra el buen momento de forma del que goza el teatro no profesional en la comarca. «Ofrecemos cultura en un entorno rural. Aquí no hay cines y, cuando haces una obra, el público es muy agradecido: hay mucha afición», explica Ortolà.

Además de Un Consell de Ministres molt especial, el creador ha registrado desde 2013 Cita a cegues en una casa rural y Qui ha deixat prenyada a la meua dona, una comedia de enredos que se representó por primera vez en abril de 2017 y que está en proceso de adaptarse al castellano para responder a la petición de algunos pueblos de interior. Pero de la pieza de la que más orgulloso se siente Ortolà es de la sátira política Un Consell de Ministres..., una historia «de ciencia ficción» incluida en el catálogo del SARC de la diputación que ideó, remarca, antes de que Puigdemont asumiera la vía unilateral de independencia. «Es la obra a la que más cariño le he puesto: mi particular homenaje a la Vall d´Albaida y a sus 34 pueblos», resume. Fuera de este territorio, se ha interpretado en Benaguacil. Cita a Cegues ha llegado a Montroi y Rafelbunyol.

Ortolà se aleja del humor tradicional. Huye del típico sainete. «Creo que está muy gastado. Si algo me suena haberlo visto antes, no lo hago. Intento ser original, innovar y mostrar la acción antes que contarla», señala. La suya es una comedia más elaborada, vanguardista, que eleva el absurdo a la máxima potencia. En sus textos uno puede encontrar a Chaplin, pero también pinceladas de Jardiel Poncela y Miura aliñadas con el lenguaje mordaz de Valle-Inclán. Un cóctel explosivo que rompe esquemas cuando se representa en un núcleo tan poco poblado como Bèlgida, con menos de 700 habitantes. Y el auditorio, lógicamente, se parte de risa «No hay mayor motivación que cuando ves a la gente levantada, aplaudiendo ilusionada y con lágrimas de tanto reir», cuenta el escritor.

Aunque nacido en Bellús, Ortolà pasó su infancia y su adolescencia en Llutxent. Se licenció en Geografía e Historia, pero compagina su gran afición a la literatura con su trabajo como funcionario de Correos en Muro d´Alcoi y con su responsabilidad como concejal de Fiestas en Bèlgida, donde se mudó tras casarse. «Aprovecho para escribir los fines de semana: me levanto a las 6 de la mañana, cuando están todos dormidos en casa, porque a esa hora tengo la cabeza muy lúcida y hay mucha tranquilidad», relata.

¿Y cómo es el mundo del teatro amateur? «Muy sacrificado», responde Ortolà. «Tenemos que ensayar por las noches porque todos trabajamos y cuadrar agendas es difícil. Pero la escena te atrapa y notas que el calor del público es real», observa.

Del erotismo a la historia satírica

En 2016, el autor publicó en la editorial Alfar Paulette, su primera novela. La historia de un «solterón de 45 años» que se gana la vida elaborando crucigramas y que se ve arrollado por la pasión desbordante de una joven fuera de toda convención, cuyo mundo se revela «muy absorbente y extraño». A él le gustaría entablar una relación formal, pero ella se aferra a la frase de Unamuno que introduce la novela: «El amor precede al concomimiento y éste mata a aquél». El libro contiene escenas cargadas de un erotismo «elegante», que se aleja «de lo vulgar o chabacano». Su lenguaje, plástico y fluido, se inspira en el Tom Wolfe de La hogera de las vanidades.

Siempre huyendo de los tópicos, el autor no se detiene y está enfrascado en múltiples proyectos. Además de otra comedia ya escrita y pendiente de estrenar, prepara —para Semana Santa— una versión feminista de Jesucristo Superstar desde el punto de vista de María Magdalena. Un drama que representa todo un reto para el grupo teatral. Mientras tanto, el escritor ofrece su particular visión de la historia de España a través de acontecimientos trascendentales donde mezcla realidad y disparate. Es el último «absurdo» (de momento) de Toni Ortolà.

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