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Obras

De vigía de enemigos a observador de aves

Después de 13 años sin uso, el torreón de la muralla de Levante de Xàtiva se transforma en un centro de interpretación de la naturaleza

De vigía de enemigos a observador de aves

En la década de 1990 fue el estudio de un pintor. Hace 13 años lo adquirió la administración autonómica y, desde entonces, ha permanecido anclado en el olvido, el abandono y el deterioro, sin ningún uso. El torreón de origen almohade que remata la muralla de Levante del castillo de Xàtiva está ahora a punto de volver a albergar vida. El ayuntamiento ha cedido su uso a dos asociaciones conservacionistas que van a transformarlo en un observatorio de aves y de interpretación de la naturaleza autóctona. No en vano, esta antigua atalaya defensiva original del siglo XII separa el casco antiguo de un conjunto montañoso paisajísticamente envidiable, paradigma de la biodiversidad local: la Penyarroja y la solana del Castell.

Bosc Primigeni y la Sociedad Valenciana de Ornitología (SVO) quieren convertir el torreón en un punto de encuentro para los amantes de la naturaleza. Ambos colectivos -volcados en el estudio, la defensa y la difusión del patrimonio medioambiental de la localidad, uno desde la vertiente de las aves y otro desde la botánica- confían en poder inaugurar las renovadas instalaciones a finales de este mes, si bien los plazos dependen de las obras de rehabilitación que se están desplegando en el interior de la torre, declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

El convenio de cesión auspiciado por la concejalía de Medio Ambiente estipula un periodo de cuatro años de uso y el compromiso del consistorio de limpiar y adecuar la torre de Levante. La puesta a punto incluye el repintado, la instalación eléctrica y la colocación de puertas. José Ventura, integrante de las dos asociaciones ecologistas, ahonda en los objetivos del proyecto. «Hemos juntado a personas con inquietudes por la naturaleza para abrir un espacio educativo. Queremos dar a conocer el valor natural que tenemos en Xàtiva y los alrededores y ponerlo en valor». Las dos primeras plantas del torreón se abrirán dos sábados al mes y albergarán exposiciones dedicadas a la riqueza medioambiental y avícola del entorno. Los artífices del proyecto ofrecerán charlas y explicaciones didácticas que servirán de aprendizaje tanto para los escolares de la ciudad como para el público en general. La atalaya de Levante también será punto de entrada y salida de todo tipo de rutas excursionistas u ornitológicas, con el soporte de los biólogos vinculados a la iniciativa.

«No es algo cerrado: estamos abiertos a acoger actividades interesantes que nos proponga la gente», recalca en cualquier caso Ventura. En la parte más elevada del inmueble se instalará el observatorio. Los gestores pondrán a disposición de los visitantes prismáticos y catalejos para acercarles la vasta colección de fauna que puede encontrarse en las inmediaciones, en buena medida desconocida para muchos vecinos. El espacio también estará abierto para los investigadores. SVO está diseñando un inventario de aves autóctonas y tiene identificadas numerosas especies características que anidan en la Penyarroja, un lugar donde moran múltiples animales rupícolas, tal como subraya Ventura. Entre los ejemplares que pueden avistarse, éste destaca una colonia de cernícalo común, una pareja de halcón peregrino -poco común en el territorio más allá del Benicadell-, parejas de cuervos y búhos reales que crían en las rocas, el roquero común, el ballester (con una colonia en la Cova dels Coloms), el gorrión chillón o el roquero solitario, del que también se tiene constancia de un nido.

El problema de la escalada

El enclave es un destino habitual de los aficionados a la escalada. Las dos entidades ecologistas quieren coordinarse con los colectivos ligados a este deporte: advierten de que su práctica representa una auténtica problemática en los meses más delicados del ciclo reproductivo de estas especies.

El torreón fue adquirido en 1990 por el pintor Fernando Blum, que lo puso en venta en 2013. La Generalitat lo compró por 106.000 euros y pasó a formar parte del patrimonio municipal, aunque ha ido degradándose con el tiempo. La regidora Pilar Gimeno precisa que el convenio de cesión ayudará a preservarlo y, al mismo tiempo, facilitará y visibilizará la labor de las asociaciones que trabajan para poner en valor el medio natural.

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