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Artesanía

La Vall reivindica su artesanía de la piedra

El volumen «Pedra i calç» retrata una actividad ancestral que tiene en los milenarios hornos de cal o en la roca seca sus máximos exponentes

La Vall reivindica su artesanía de la piedra

Los canteros de Atzeneta d´Albaida, los algepsers de Aielo de Malferit, las construcciones hechas de tap, las cabañas de piedra seca de la sierra de Llutxent y Benicolet, los margenadors, los milenarios hornos de cal... La relación de la comarca de la Vall d´Albaida con la piedra y el trabajo artesano en torno a ella perdura hoy en una serie de modestas construcciones que han sobrevivido el paso de los siglos y sobre las que apenas se había detenido aún la mirada erudita. El volumen colectivo Pedra i calç. Una història sobre els artesans de la pedra, editado por el colectivo del mismo nombre con el respaldo del Ayuntamiento de Llutxent y de la obra social de Caixa Ontinyent, arroja luz sobre esa importantísima actividad.

Casimir Romero, uno de los principales activistas culturales de la Vall d´Albaida, experto en la gastronomía de esta comarca y uno de los integrantes del volumen, explica que la zona ha estado «históricamente muy vinculada a la piedra y, en concreto, a los oficios artesanos derivados de ella». Y añade que en el caso de Llutxent, por ejemplo, son numerosas las familias en las que algunos de sus miembros han trabajado en la piedra seca tallando piezas para encajarlas y realizar esos taludes que abancalan el monte para cultivar olivos, almendros... «Hay muchas personas que se fueron a Asturias, a Francia, desde aquí y que han sido muy requeridos como expertos en esta tradición tan característica de la zona», explica.

Por otro lado, se han hecho esfuerzos por recuperar estas tradiciones. Y fruto de ello, explica Casimir, es la creación el año pasado de una cooperativa que produce cal y da trabajo temporal a unas cuatro personas. «No es una actividad productiva; está planteado más como una atracción, como algo turístico. Pero es un gran paso en la recuperación de este oficio», añade. Precisamente, no es el libro que ahora se presenta la única aproximación al mundo del aprovechamiento de la roca. El cineasta Antoni Canet comenzó a rodar en septiembre un documental sobre la muerte de un oficio ancestral. Llutxent es, por sus peculiares características orográficas, una cuna milenaria de la producción tradicional de cal. En su sierra se han documentado 62 hornos de cocción de piedra caliza, una de las más vastas extensiones que se registran en toda España. Canet, hijo del último calciner de Llutxent, se propuso recopilar testimonios de los antiguos oficiantes locales vinculados a la industria de la cal para evocar una forma de vida ligada al esplendor de la naturaleza, el viento, el agua, el humo y el fuego. La película Calç blanca. Negre carbó, radiografía el delicado y complejo proceso de recuperación del horno de cal de la ermita de Llutxent, construido hace 170 años.

Desintegrar la piedra para convertirla en polvo es un proceso que requiere paciencia y perseverancia: se necesita someter a la piedra a una cocción que alcanza los 800 grados centígrados, y ello durante un proceso cercano a los cinco días seguidos con el fuego vivo: más de 90 horas, explican.

En Pedra i calç escriben, entre otros, el profesor Joan Olivares, escritor e impulsor de la ruta de los relojes de sol de Otos; el cineasta Toni Canet; Pep Estornell, Joan Barreres, Pep de Potries o los dibujantes Vicent Soriano y Barry, entre otros. El libro se presenta el viernes próximo (20 horas) en el Centre cultural Caixa Ontinyent de la capital de la Vall d´Albaida, al precio de 10 euros, y se vende en la red de sucursales de la caja ontinyentina en las comarcas centrales.

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