En la Falla Blasco Ibàñez de Vallada son, ante todo, falleros. Pero también diseñadores, carpinteros, pintores, lijadores, cocineros,... Y es que los 25 integrantes de la única comisión de esta localidad de la Costera confeccionan ellos mismos la falla que plantan en la calle que lleva el nombre del escritor, político y periodista valenciano, autor, entre otras, de las novelas Cañas y barro o La Barraca. «Somos una comisión pequeña y nos toca trabajar mucho para que cada año en Vallada se plante una falla», explican. Y es que la Falla Blasco Ibáñez, con casi 40 años de existencia „se creó en 1982„ es la única que ha resistido desde entonces, cuando el ardor fallero impulsó tres comisiones en la localidad, recuerdan.
El monumento de este año ya se erige en la calle Blasco Ibáñez „lo plantaron el pasado fin de semana„, después de meses de intenso trabajo. Javier Requena, miembro de la comisión, explica que «adquirimos moldes de figuras y ninots de cartón de talleres falleros que ya no los usan, y a partir de ellos diseñamos la falla y la construimos». Con esos moldes como referencia, diseñan el boceto del monumento e idean el lema de la falla. Y realizan todo el proceso de elaboración del cadafal, de manera artesanal. Los mismos falleros hacen los trabajos de carpintería; moldean, empapelan, lijan y pintan las figuras que componen todo el monumento, utilizando madera, cartón, papel y materiales reciclados. Este año, el cadafal tiene como lema el cuento de Los 3 cerditos y el lobo, una fábula a partir de la cual la comisión que preside José Castells hace una crítica a la política local, autonómica y nacional.
Además de la construcción del monumento, los falleros de Blasco Ibàñez también organizan una serie de actividades relacionadas con la fiesta valenciana. Javier expone el ambiente fallero que la comisión lleva a las calles de Vallada, con actos como la Ofrenda, la Baixada de Sant Josep, mascletà,... Además, están hermanados con otras fallas, lo que les permite participar en la Ofrena a la Mare de Déu dels Desemparats de València con una comisión de la capital valenciana.
El día de Sant Josep es el más intenso y a primera hora de la mañana los falleros se reúnen para esmorzar. Después, vestidos con el tradicional traje valenciano, desfilan por las calles de Vallada acompañados de música para celebrar una misa en honor a Sant Josep, mascletà y comida de hermandad. La fiesta se alarga hasta la noche con la esperada Crema.
La gastronomía, y especialmente los platos típicos valladins y valencianos, también tienen protagonismo en la Falla Blasco Ibàñez, que cada año celebra la Setmana Gastronòmica, con arroz al horno, guisao de penca i abadejo „plato característico de Vallada„, gazpacho manchego y paella valenciana. Los típicos buñuelos también están presentes, y los falleros los reparten entre los vecinos durante la recolecta de fondos para organizar las Fallas.
Mantener la llama fallera
La Falla Blasco Ibàñez despliega una intensa actividad para mantener viva la llama fallera en una localidad de unos 3.000 habitantes con diversas fiestas (patronales, de Moros i Cristians) y «poca» tradición fallera. Javier Requena pone de manifiesto las dificultades para atraer nuevos falleros a la comisión, que este año y el anterior no ha logrado tener falleras mayores. «Cuesta mucho animar a la gente a unirse a la Falla», señala, aunque los cerca de 25 falleros de la comisión no se desaniman y cada año viven y disfrutan de las fiestas valencianas por excelencia. La Falla Blasco Ibàñez anima a los vecinos de Vallada a disfrutar de los actos que organizan, de la falla y de la fiesta valenciana.
