Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mejoras urbanas con piedras en el zapato

Dos anuncios sobre la mejora urbana de Ontinyent han sido acometidos esta semana por el gobierno municipal que preside Jorge Rodríguez. El primero atañe a la conexión entre la calle Maians y la plaza de Santo Domingo, mediante la reurbanización de la calle Tomàs Valls. La obra viene avalada por la Comissió de Patrimoni y el vist i plau oportuno de la Associació Veïnal del Poble Nou. El presupuesto es de unos 165.000 euros. El contexto se justifica con el programa ARRU (Àrea de Regeneració i Renovació Urbana), activado entre el consistorio y la Conselleria d'Habitatge, que son, a la postre, los paganos del plan. Sin embargo, no se dice nada acerca de completar la reurbanización del tramo inicial de la calle Tomàs Valls. Todo lo cual tampoco despeja sesudas dudas futuras. Respecto a que, y pese a los buenos propósitos del gobierno municipal, no garantizan que en dicho tramo urbano vayan a crecer las expectativas de habitabilidad, ni las de asentamientos comerciales. La millonaria inversión que se hizo en el segmento de las calles Gomis y Maians como iniciativa frustrada de incentivación comercial, es un referente próximo que en ningún caso cabe soslayar. Sobre todo a la hora de generar expectativas que pueden quedar en agua de borrajas. Y si actuaciones como la antedicha son mejor que nada, también es verdad que el objetivo de «revitalizar el casco histórico» viene erigiéndose en una pieza difícil de encajar dentro del puzle urbano local.

La otra obra urbana presentada con mucho eco mediático y que, a diferencia de la anterior ya está en marcha, también cuenta con el plácet, en este caso, de la Associació Veïnal de Sant Josep. Se trata de la reurbanización del tramo de la calle Pintor Segrelles comprendido entre los cruces de las calles de R. Martínez Valls y José Iranzo. Como aval justificativo se referencia al Pla d'Eficiència Urbana (PEU). El presupuesto es de 277.000 euros y la pagaduría corresponde íntegramente a las arcas municipales. Los objetivos de hacer una «ciudad mejor para los viandantes», expresada por el batle, o «tendrá un impacto positivo en el bienestar de las personas», que abogaron desde la asociación vecinal, plantean el interrogante de la prioridad. Una cuestión que sigue arrinconada, al menos en Ontinyent.

?La basura de la Vall entre papeles. Pese a que como informaba este diario: «La basura de la Vall d'Albaida comenzará a llegar a Bufali el lunes con un año de retraso», es decir desde el pasado lunes, al parecer la falta de pericia y agilidad de la Mancomunitat de la Vall d'Albaida, al no suscribir un nuevo contrato del servicio con Recisa con el fin de que depositara la basura en la planta de transferencia de Bufali, ha obligado a dicha empresa a seguir desplazándose a Rótova esta semana. Todo se retrotrae a hace cuatro años, cuando un antojo torticero de un político desahuciado por las urnas, con la justa complicidad de los jueces en estricto cumplimiento de unas leyes partidistas y corruptas, y que se ha saldado con un gravamen para los valldalbaidins de más de un millón de euros, dicho disparate ha llegado a su fin. Sin embargo, esa herida tardará en cicatrizar. Y de momento no son pocas las incógnitas que se abren entre el COR y la Mancomunitat. Estando a la espera que el flamante nuevo director general de Medi Ambient, el ontinyentí Fran Quesada, empiece a mover ficha en el enrevesado tablero de los residuos urbanos.

Compartir el artículo

stats