Ontinyent, históricamente, no es que pueda ufanarse en exceso de grandes donaciones públicas. Y no porque haya carecido de grandes fortunas a través de los tiempos. Que si se repasa la historia, especialmente en épocas en que los empresarios textiles ataban los millones con longanizas, hay de sobra. Lo poco que se legaba solía tener fines religiosos, como la cesión de terrenos que hizo la familia Simó al colegio de los franciscanos de la Concepción, a quienes la suerte volvía a sonreír recientemente ya que el jefe de Mercadona, Juan Roig, que aunque no es hijo de Ontinyent, estudió aquí, como interno, el bachillerato, les va a pagar un pabellón. En junio de 2017, con motivo del 50 aniversario de la promoción del 67, de la que él formó parte, Roig y sus compañeros se reunieron en una comida en el colegio. Y se ve que el multimillonario dijo que les iba a construir el gimnasio de su bolsillo. Dicho y hecho, estos días, cumpliendo la promesa-regalo anunciada en aquella comida, se ha hecho público el comienzo de las obras de un nuevo pabellón deportivo presupuestado en 1'7 millones de euros, que será financiado íntegramente por su fundación. También con fines sociales y religiosos se escrituró la millonaria herencia que María Nadal legó a los ontinyentins. Pero ahí se evaporó la legítima, al echar mano de ella, y sin dar explicaciones, el Arzobispado de València.

Por eso, desde la humildad y sin alharacas, que una arraigada familia ontinyentina, como la de los Galiana, haga donación para la ciudadanía, a través de su gobierno municipal, de una colección de más de 300 elementos etnográficos, valga lo que valga, en suma es aleccionador y gratificante. Sobre todo de cara a conservar el acervo diario y la memoria de nuestros antepasados. Un regalo que en forma de exposición y hasta el mes de septiembre, se podrá visitar en el MAOVA. Además de esta singular muestra, el ahora jubilado médico Paco Galiana, hace casi una década también quiso dejar otro legado con su nombre, en forma de libro, y en consonancia a su profesión: Vademecum Ontinyent. El subtítulo de la tapa, «una aproximación a su conocimiento», da idea de la amplitud de temas y asuntos, acerca de lo concerniente, aunque subrepticiamente, a la ciudad.

En esta coyuntura dadivosa cultural se sitúan las dos publicaciones que presentaba Caixa Ontinyent días atrás. Por una parte el disco Benicadell Sonor, fruto de recuperar y valorar a compositores de música clásica de la Vall d'Albaida. Una iniciativa del IEVA que reúne nombres como Vicent Rodríguez Monllor, Josep Melchor Gomis, Blai Maria Colomer o Amancio Amorós Sirvent. Por otra parte la Caixa de les Comarques también apostaba por otro libro sobre la comarca, el que narra una historia sobre los artesanos de la pedra i la calç, publicación cuyo valor es inmenso de cara a las generaciones futuras.

El goteo corrupto que no cesa. La UCO halló billetes de 50 euros en la rueda de repuesto del todoterreno de José Luis Olivas, expresidente de Bancaja. Este titular podría estar sacado de la revista El Jueves, pero desgraciadamente forma parte de la cruda realidad. Muestra el goteo del que, un día sí y otro también, los medios dan cuenta: el insoportable latrocinio perpetrado por los del PP, en sus 20 años de poder valenciano. Si tenemos en cuenta que el sujeto Olivas encabezó la manifestación ontinyentina contra la moción de censura a Lina Insa, en 2001, o movió los hilos hasta el final para absorber Caixa Ontinyent... Pue eso.