Un basurero atiborrado a diario de desperdicios, una pared vacía y un entorno degradado componían hasta ahora el feo decorado que disuadía al viandante más sediento de detenerse en la emblemática fuente del carrer Puig de Xàtiva. La estampa se ha transformado para dar paso a un vistoso y colorido mural que ha convertido este punto en parada obligatoria de cualquier itinerario que se precie por el centro histórico. El artista José Antonio Espinar, que ya ha contribuido a regenerar otras áreas patrimoniales de la localidad, ha sido el autor de este encargo municipal que ayer presentó junto al concejal de Cultura, Jordi Estellés. «Hemos convertido un defecto en una virtud: sacamos el arte y la cultura a la calle para que la gente la disfrute», resumió Espinar en su intervención ante los medios. Dentro de su habitual estilo libre de pintura, muy influenciada por el arte urbano, el muralista ha combinado diversas técnicas como el estarcido, el divisionismo neoimpresionista, la pintura sacra o el surrealismo.

La obra, que pivota en torno a la imagen central de la ermita que corona el cerro del Puig, recrea la mítica y archiconocida leyenda de El Pam de Déu, que relata la historia de cómo un manotazo de Dios separó esta ermita de la de Santa Anna, antiguamente pegadas en lo alto de la misma colina, porque las ermitañas que custodiaban ambos monumentos no dejaban de pelearse entre sí. Los lugareños pidieron la intercesión del supremo porque no soportaban más disputas. Fue tan fuerte el golpe divino que ambas construcciones se desplazaron para alejarse entre sí 4,4 kilómetros en línea recta. La ermitaña del Puig aparece a la derecha del mural, junto a la virgen de esta ermita mimetizada en la roca. En el otro extremo, Espinar ha querido lanzar un guiño arriesgado a las generaciones más jovenes y aportar un toque contemporáneo a la clásica historia, dibujando al personaje de cómic Tormenta, mutante de X-Men, para ilustrar este fenómeno metereológico que siempre llegaba desde Santa Anna.

Para dibujar el Puig, el artista se basó en una fotografía de principios del siglo XX en blanco y negro, con la ermita en perfecto estado. El mural ofrece una foto fija de la preciosa vista que ofrece la cima del cerro.

Regeneración urbana

Estellés enmarcó la iniciativa dentro de la línea de adecuar la imagen de distintos enclaves del centro histórico, por ejemplo, transformando solares abandonados en aparcamientos. «También queríamos acabar con los lugares que suponían un problema de imagen para los turistas», como era el caso del abandonado punto del carrer Puig, históricamente considerado como el camino que conectaba con la montaña, según recoge el cronista local en un libro sobre la toponímia de Xàtiva. Francesc Úbeda, de la plataforma Salvem el Puig, detalló ayer las leyendas que giran en torno a la ermita y aprovechó para invitar a la población a participar en la romería que se celebra este domingo.