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Ontinyent y su río no se integran

Hace poco más de un año, el 31 de enero de 2017, este periódico informaba de que Ontinyent restaurará el histórico Pont Vell con ayuda de la Diputació de València. Este puente, con más de 400 años de antigüedad, es el único que durante los 40 años de democracia municipal sigue sin recibir lo que literalmente se llama una mano de pintura. Mientra, se han restaurado los otros dos urbanos, Pont Nou y Santa María, y en los perímetros de la ciudad se han levantado, de nueva construcción, los del Salt del Bou y de Sant Vicent. El anuncio se realizó con el vist i plau de la Comisión de Patrimonio, con el fin de recuperar parte de la imagen original del puente. Por lo que se le solicitó una subvención de 150.000 euros a la Diputació de València. Y aunque la información municipal señalaba que la obra «aún no tiene fecha de inicio de ejecución», se quiere iniciar «este año». Poco después, Compromís registraba en el ayuntamiento una propuesta para peatonalizarlo.

Sin embargo, este olvido, a un año de las nuevas elecciones municipales, viene a corroborar la tradicional indiferencia de los diversos gobiernos municipales por coser las dos mitades en las que divide el lecho del río Clariano esta ciudad. Las evidencias hablan. Zurcir la ciudad urbanísticamente nunca ha figurado como prioridad de los gobiernos municipales. Incluida la redacción del último PGOU, aprobado hace algo más de una década a las puertas de la gran crisis. Pero si repasamos los dos programas electorales del PSPV con los que fue elegido alcalde Jorge Rodríguez, vemos que en el de 2011, cuando obtuvo la alcaldía en minoría, ofrecía «cuarenta ideas que cambiarán Ontinyent» entre las que no se hacía ninguna alusión expresa al lecho urbano del río. En 2015, cuando obtuvo la actual holgada mayoría, por fin se mojaban. Pero de forma somera. Ya que bajo la propuesta de Units pel riu, abogaban por presentar ante la UE un proyecto para «actuar de forma respetuosa y sostenible sobre nuestro río». Del proyecto, nunca más se supo.

Trabas de los funcionarios

Cabe destacar que la muchas veces polémica Oficina Técnica, en vez de donar llum, ha donat fum en este asunto. Anteponiendo siempre sus criterios, según fuentes próximas, el responsable de dicho departamento y doblegando así las aspiraciones del edil de urbanismo de turno. El que sea. De ahí los signos de prepotencia que se han derivado en este tema, como no contestar a la Asociación de Arquitectos de Ontinyent, la cual, hace dos años, con motivo de la convocatoria del Ontinyent Participa, realizó una propuesta integradora. La de una pasarela peatonal entre el final del Trinquet Maians y la zona del Tirador. Con un presupuesto variable y apto para un concurso de ideas de universitarios (con pilares o sin ellos). El que su presupuesto no entrase dentro del corsé de dicho proceso participativo no es óbice para que el gobierno municipal no hubiese recogido el guante de algún modo. Priorizándola ante otras inversiones municipales, a todas luces menos perentorias.

Así que menos jornadas recientes como Vine al Carrer Major, que al final, en el cómputo de revitalización comercial y social de las mentadas calles que persigue, queda en agua de borrajas, y más esmerarse en hacer caminos para ir o venir del Carrer Major.

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