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¿Es solo animal de compañía?

de las muchas cosas de mi juventud que guardo en el recuerdo están las imágenes de los labradores o jornaleros del campo moviéndose por los caminos de las huertas y las calles de Xàtiva „Carneros, Puig, Portal Fosc?„ con el carro cargado de hortalizas y el perro sujeto con una cuerda a su trasera, como un miembro más del grupo, o suelto, detrás del amo y la caballería, agitado en su caminar y siempre pendiente de no perder la estela del grupo. El mejor amigo del hombre en otro tiempo fue mucho más utilizado y explotado en diferentes labores y trabajos: guardián del huerto o el almacén, para tirar del trineo, dirigir el rebaño de ovejas, participar en espectáculos circenses, detectar a la persona sepultada, vigilar el puesto de venta, rastrear al fugitivo, ayudar al cazador? Por sus especiales y múltiples cualidades, como por sus servicios prestados, comprobamos que ha cumplido desde siempre misiones importantes y diversas, tanto para una ayuda general de la comunidad como individualmente para la persona; labores que no han podido desarrollar los humanos, y mucho menos otra especie animal. Lo peor es que el hombre muchas de las veces no ha sabido valorar ni compensar al perro al nivel que merece. Ha sido en cantidad de ocasiones insensible e inhumano.

En otras épocas, muy poca gente tenía en su casa un perro solo como compañía o para simple distracción, pues estaba limitado en muchas de las ocasiones a las familias pudientes, que podían permitirse tales caprichos. Normalmente se poseía un perro, en la mayoría de los casos, para sacar de él un provecho de tipo laboral y sin el dueño tener que afrontar coste alguno, contrariamente a como es hoy, que ocupan un puesto casi de lujo, con cuidados en el veterinario, comida especial y hasta muchos mimos; antes se le alimentaba con las sobras de la comida familiar o los desperdicios, y aún así, el perro cumplía su trabajo, con total nobleza en su misión.

El estigma del apresamiento

Ironías de nuestra sociedad: las ordenanzas municipales señalaban que los perros callejeros fuesen apresados en las calles por a quien entonces se le llamaba el perrero, con su lazo persiguiendo al animal. En muchas ocasiones el can ya conocía de otras veces las intenciones del empleado municipal y lograba zafarse de éste hábilmente y sin dejar rastro hasta una próxima ocasión. En la actualidad las cosas han cambiado mucho, como lo estamos viendo. Se ha convertido casi en una moda el tener en casa un animal, con el que compartir bien la simple compañía, dar gusto a los hijos pequeños, como ocio, para dar y recibir cariño, o mitigar la soledad; por tanto se ha convertido en una realidad convivir con ellos. De una u otra forma, son nuevos tiempos, nuevas culturas, economía y maneras de vida, y a ellos nos adaptamos.

También hay personas ajenas a esta moda o cultura, pues muchos viven sin la necesidad de los sentimientos que despierta y el afecto que brinda el animal; tal vez porque tienen otras fuentes donde compensar la necesidad. Aunque nadie puede dejar de admitir que los perros, en su mayoría, al margen de la utilidad tan variada que han tenido a lo largo de los tiempos, en general son inteligentes, simpáticos, atractivos?

¡Quién los vio antes y quién los ve ahora!

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