Ricardo Rodríguez, Valencia

"Arco va a ser el auténtico termómetro del estado del arte". La directora del IVAM, Consuelo Císcar, no tiene dudas a la hora de valorar la cita que comienza en Madrid el próximo día 11, y que supone el mayor escaparate del arte contemporáneo de España, y uno de los principales de Europa. "Resulta difícil saber lo que va a pasar. Todo el mundo habla mucho de crisis, pero no se sabrá nada hasta que no se vea el volumen de negocio que es capaz de generarse en esta feria", asegura.

En un clima de recesión y pesimismo, Arco lucha por mantener sus constantes vitales altas. Sus responsables buscan síntomas a los que agarrarse, pero casi todos son negativos. Habrá menos galerías que en 2008 (238 frente a 257). También se han recibido menos solicitudes, sólo 491 frente a las 542 del año anterior. El galerista valenciano Tomás March apunta una de las posibles causas: "No es de recibo que en un año como este Ifema haya subido el precio del metro cuadrado un 20%. Con esos precios, creo que todos nos damos por satisfechos con cubrir gastos".

Pese a las dificultades, la presencia valenciana aumenta con respecto a 2008. Visor, Tomás March, Adelantado, Cànem, Valle Ortí y la debutante Rosa Santos son la representación de la Comunitat en este certamen, que servirá para pulsar el estado del mercado del arte contemporáneo y cómo va a verse afectado por la recesión mundial. Uno de los artistas valencianos que acuden, Miquel Navarro, no cree que las cosas deban llevarse más allá del contexto de una simple feria: "Arco no es un reflejo de la economía mundial, sino un mercado del arte. Yo soy optimista, quizás porque las piezas que llevo no son muy grandes, y pueden encontrar comprador". Pese a ello, no se atreve a marcar una tendencia global, una pauta que pueda aplicarse a todo: "Está habiendo subastas que fracasan, pero otras están siendo un éxito. Es difícil saber lo que va a ocurrir cuando se habla de venta de arte".

Un mercado impredecible

La última gran puja celebrada en Christie's es un gran ejemplo. Fracaso de Monet, Renoir o Matisse, que vieron cómo sus obras se quedaban sin vender o lo hacían por mucho menos de lo previsto, pero gran éxito para Modigliani o Miró, con precios superiores a las expectativas. "El mercado del arte es uno de los más sensibles en estos momentos de crisis y de los que se recupera más tarde", asegura March, quien también reconoce la imprevisibilidad de un mercado "que no trata con objetos de primera necesidad, sino con elementos que se pueden considerar superfluos para muchos, pero imprescindibles para otros". Navarro coincide ala asegurar que "el dinero, las grandes fortunas, no se han esfumado de la noche a la mañana".

Muchas de ellas podrían refugiarse en el arte en un momento tan delicado. Consuelo Císcar es una de las defensoras de esa teoría: "Antes se invertía en pisos, pero ahora ¿en qué puede gastar su dinero alguien que lo tenga? En arte. Por eso, igual en Arco vemos unas ventas inusuales. Yo no haría mucho caso de la crisis".