En edición de Fornieles, este epistolario ha sido publicado bajo el título "Querencia Americana" por la sevillana Espuela de Plata, una editorial que, precisamente, lleva el nombre de una de las revistas de Lezama Lima y en la que, como en todas las que fundó y dirigió, escribió Juan Ramón Jiménez.

"Querencia Americana" es algo más que un epistolario, ya que se trata de un curioso volumen que agrupa, además del cruce de cartas entre ambos maestros, los ensayos que Lezama escribió sobre el Nobel onubense y las colaboraciones de éste en las revistas de aquél, como "Verbum", "Espuela de Plata", "Nadie Parecía" y "Orígenes", entre ellas numerosos poemas.

Entre los ensayos de Lezama sobre el Nobel figuran los titulados "Juan Ramón en su integración poética", "Recuerdos de J.R.J." y "Momento cubano de Juan Ramón Jiménez", entre otros que también abordan las relaciones cubanas del autor de "Platero y yo".

Desde 1937 a 1957 Juan Ramón Jiménez fue el único autor no cubano que participó en todas las iniciativas editoriales de Lezama Lima, y además en los momentos más señalados, como cuando le pidió al onubense algunos poemas para abrir el primer número de la revista "Verbum".

También cuando en 1953, en "Orígenes", Lezama se decidió a publicar "un incómodo texto de Juan Ramón en el que arremetía contra la mayoría de los poetas del 27 y que provocó, finalmente, la desaparición de la revista", según Fornieles.

En ese texto, Juan Ramón Jiménez decía: "La poesía pura puede ser, decía yo, todo lo demás, si es pura; puede ser casta o lasciva, puede venir del estiércol o del diamante. Lo puro en la poesía no tiene nada que ver con la moralidad. Y además puede ser oscura o demoníaca", para a continuación decirle a Jorge Guillén que se equivoca en unos juicios críticos y afirmar que la de Gerardo Diego no es poesía pura.

Fornieles afirma en su estudio introductorio al epistolario que "era imprevisible que entre dos personajes tan distintos, en dos momentos tan diferentes de sus vidas, pudiera surgir el interés y la amistad, del uno por el otro", ya que el español tenía 55 años y Lezama casi 26, de modo que "Juan Ramón es para Lezama un acto de fe, de fe en la creación, en la palabra que está más allá de la muerte, más acá de la vida, fundiendo tiempo y eternidad".

"En sus últimos años, cuando le fueron a preguntar por los acontecimientos más decisivos de su vida, Lezama, no en pocas ocasiones, siempre incluyó entre estos, junto al fallecimiento de su padre, los elogios que en aquella época vertió Juan Ramón sobre su obra", según Fornieles, quien también señala el cambio decisivo que Juan Ramón Jiménez tuvo en América, donde se convirtió en "un poeta nuevo".

De la consagración a la poesía de ambos dan cuenta también estas cartas, en las que, destaca Fornieles, no figura ninguna referencia social, política o personal.

"Prácticamente ninguna anécdota aparece en estas cartas. No eran, ni Lezama, ni Juan Ramón, autores para el anecdotario. Un único tema, un único interés, un único amor: la Poesía", Fornieles.