"El teatro y la danza son riesgo y aventura". Lo repite varias veces, para criticar la funcionarización en el ramo. El cargo de directora de Teatres no está reconocido aún como profesión de riesgo, pero Inmaculada Gil Lázaro ha tenido un verano caliente, no solo por el montaje de Sagunt a Escena -si aún se llama así-, sino también por la sucesión de críticas de las compañías de las artes escénicas por el deterioro del sector y unos cuantos motivos más.

¿Qué balance hace de Sagunt a Escena? ¿Acepta las críticas?

Creo que es uno de los festivales más importantes de España. Era un reto traspasar las fronteras de un festival que nació hace mucho tiempo y revivirlo y que abarcara otro tipo de sociedad, otro tipo de teatro y danza, y de calidad. Creo que la única crítica que se ha oído es la falta de calidad, pero los nombres de directores e intérpretes la avalan.

¿Debo llamarle Sagunt a Escena?

Debe llamarle Festival d'Estiu.

¿Por qué se ha arrinconado el nombre histórico?

No se ha arrinconado. La apuesta es que se convierta en un gran festival cultural para la C. Valenciana, por eso hemos querido desmarcarlo de lo que era un pequeño festival en un teatro romano. Lleva la coletilla de Sagunt a Escena porque se realiza allí.

¿Está asegurada esa ubicación en el futuro?

Creo que mientras todo el mundo esté de acuerdo, por supuesto. Pero soy un eslabón más.

¿No está infrautilizado el Teatro Romano?

No. Si hacemos memoria histórica, tampoco había muchas más representaciones antes. También es cierto que los espectáculos en el siglo XXI requieren un mayor tiempo de montaje y es una escena totalmente virgen. Hoy cuatro focos no amparan una representación. Estamos sujetos a ello y a un teatro que no está terminado. Este año hemos ganado otra batalla, que es dejarlo al descubierto. Para ello hay que buscar espectáculos especiales. No es fácil, no es levantar el teléfono y encargar varias compañías.

Cuando se acabe el teatro, las cosas mejorarán, ¿no?

Imagino que sí. Pero el Teatro Romano no depende de Teatres; llegamos con nuestra infraestructura e intentamos prepararlo para representaciones de nivel.

¿El objetivo es competir con Mérida?

Mérida tiene un macropresupuesto, un patronato y un director que se dedica sólo al festival, y hay 5 o 7 producciones. Creo que estamos por encima en la oferta. ¿Competir? No, al revés. Lo que estamos haciendo es unir recursos. Lo que abrió Mérida cierra Sagunt a Escena y así ruedan estas producciones, porque si no, no se realizarían. Estamos en una especie de consorcio no oficial.

¿El sector está tan deteriorado como dicen las compañías?

La crisis afecta a todo el mundo. Lo que hay que replantearse son los modelos de estar en una sociedad que está cambiando y no va a volver a lo de antes. El sector también se tendrá que amoldar.

¿Esas líneas de futuro han de pasar por cambiar la tendencia a la subvención?

No lo diría así. Simplemente entender que es una parte más del mercado, que es competitivo, y ofertar muchas posibilidades y no cerrarse a nada. Sé que no lo hacen, que es un sector que quiere trabajar y que cuando salen a otras comunidades son menos intransigentes que cuando se dirigen a Teatres. Pero el sector por sí mismo ha de dejar de depender, para que cuando las cosas vayan mal ellos no se hundan, que no creo tampoco que sea la realidad. Me sabe a veces mal esa manera de la sociedad de ver a los artistas de teatro como parásitos, titiriteros. El riesgo es parte del encanto.

Otra línea de opinión dice que en tiempos difíciles es cuando más falta hace apoyo público...

Y en eso estamos. Este ano Teatres no ha recortado ni un ápice sus ayudas. El ministerio no ha convocado las suyas, que ya partían con un 10% menos. La Generalitat se ha apretado el cinturón en otras cosas para no apretárselo al teatro. Si los convenios con las salas han bajado, hay que saber que estos no son por ley, son un además. Tú, si quieres abrir una sala y ser empresario privado, tienes que correr con tus riesgos, si luego la Generalitat te ayuda, fenomenal, pero no puede ser al revés, que se piense en la ayuda antes de abrir la sala. Es obsoleto.

¿Se debe a ese modelo obsoleto el panorama precario de salas que abren y cierran al poco?

No sé de muchas que hayan cerrado. Algunas tienen problemas por cuestión de legalidad de los espacios, pero de mí depende la programación. Si reciben dinero público es para rendir al máximo y dar espacio a las muchas compañías valencianas que hay.

Entiendo que cree que hay demasiadas compañíasÉ

Hay mucha oferta, mucha más que en 1995, que es cuando se crea la ley de Teatres. Debo decir que las compañías jóvenes que he visto crecer, como Bramant o Pont Flotant, vienen con una mentalidad distinta a la de los llamados históricos del teatro valenciano. Han salido fuera, se han ganado la vida de muchas maneras y lo que tienen lo valoran mucho y le sacan mucho rendimiento.

El cierre de l'Altre Espai no ha sido entendido por el sector...

Bueno, eso es lo que dicen a la prensa, porque aquí todo está consensuado. La verdad es que nos llevamos bien y estos rifirrafes no sé si son la manera de estar mediáticamente.

Y l'Altre Espai...

El sector entendía que este espacio era inviable, porque desde que abrió como Moma Teatre en 2000 hasta ahora son muchos años de mucho dinero invertido en el inmueble y no estamos para eso. Nos han querido vender ese alquiler mensual de 18.000 euros como el favor del siglo y creo que estaba fuera de mercado. Eso ha matado l'Altre Espai, porque la programación ha sido valenciana, joven y ecléctica. Creo que hubo una época en que se quiso abarcar desde Teatres un montón de espacios y no hay por qué. Somos la única comunidad con la dependencia de tantos teatros. Teatres no es una entidad pública dedicada a la administración del sector, sino al servicio de la sociedad . Eso es lo que hay que reubicar. Y creo que el público lo entiende, porque en un año de crisis no ha faltado.

Y el Teatro Principal, ¿también va todo perfecto con Alfonso Rus, también es todo una puesta en escena?

Me llevo estupendamente con él, me ha tratado siempre como una hija y me ha dado unos consejos fantásticos. El convenio con la Diputación de Valencia es de 1995 y no se ha revisado. Todos queremos hacerlo. No tiene sentido que para poner la calefacción tengamos que llamar a diputación para que vaya un señor a apretar el botón. Es lo único que se ha hablado.

¿El teatro necesita una remodelación?

Todos los teatros la necesitan siempre, porque se desgastan.

¿Pero el uso se podía ceder durante unos meses a la diputación, como reclama?

Claro, porque nosotros lo usamos de octubre a mayo. Queda casi otro medio año en el que se podría programar. De hecho, si no estuviera Sagunt a Escena, lo normal es que el teatro estuviera abierto en verano, porque las cosas han cambiado y Valencia es hoy un centro de interés turístico.

¿Qué pasa con Nacho Duato? ¿Lo van a fichar cuando deje la Compañía Nacional de Danza?

Duato es hoy, en mi opinión, el coreógrafo más reconocido internacionalmente y da la casualidad de que es valenciano. Desde hace once años la relación entre el Coreogràfic y la CND no se ha cortado. No es fichar, sino que será un paso natural. Lo natural es que Nacho con el tiempo quiera volver a su casa. Yo sé que él tiene ganas y que cada vez se escapa y está más aquí. Será muy natural si encuentra un terreno cultivado.