Reconocido por unanimidad como uno de los mayores exponentes del rock en español, Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961) inaugura el próximo viernes en la Zona Volvo de Alicante. El artista presentará su último trabajo, "Obras incompletas", y regalará grandes éxitos de su territorio sonoro como "Flaca", "Te quiero igual" o "Cuando te conocí".

La confusión, el desorden, las turbulencias, los cambios de ánimo... Todo esto se encuentra presente en la figura de Andrés Calamaro, creando un caos mental del que han salido algunas de las canciones más importantes de la música argentina y más escuchadas en España desde la década de los noventa.

Con ello se ha ganado un estilo propio totalmente inconfundible, que va de lo atormentado a lo tenebroso. Defensor a ultranza de la tolerancia, la cultura y la libertad, los excesos le han llevado a situaciones comprometidas, hasta el punto de enfrentarle a la justicia. Aunque no se considera un compositor compulsivo, lo cierto es que su cabeza está en permanente ebullición, componiendo letras a velocidad de vértigo. "Obras incompleta", su última creación, incluye 109 temas, 54 de ellos inéditos.

- ¿Terminará de completar algún día sus obras?

Si son incompletas es porque fueron completas en algún lugar del tiempo.

- ¿Se considera un compositor compulsivo?

¡No soy un compositor compulsivo! Nunca dije que lo fuera ni lo soy ahora. Lo que soy es un consumidor compulsivo, un depredador que podría vivir con poco aunque aprendí a vivir como prefiero, a mi manera.

- ¿Hay sufrimiento en las letras de sus canciones?

La música nunca nos hace sufrir, siempre disfrutamos cantando y tocando rock. Personalmente digiero la energía de los supervivientes. Se necesita mucho para no tener que aparentar nada.

- ¿Puede servir la música como anestésico contra los malos recuerdos o experiencias?

La música no es eso. Como anestésicos hay otras cosas mejores. Pero la música siempre es bendita. Bailarla, cantarla, escucharla o tocar un instrumento son casi una misma cosa, es eso que no se puede explicar.

- La conexión entre la música argentina y la española, ¿es mayor ahora que antes?

Lo que ocurre es que ahora las conexiones son mucho mas rápidas y permanentes, y cierta música se mueve a la velocidad de las redes y supera lo anteriormente conocido como fluido discográfico, que era un sistema que se cerraba en territorios muy concretos. Yo soy el rock argentino y también el del "reino".

- ¿Cuál cree que va a ser la tendencia que seguirá la música en relación a las nuevas tecnologías?

Uno es el volumen de sus obras, de su repertorio, somos lo que fuimos también. Ahora mismo hay gente descargándose mis canciones y descubriéndolas. Eso hace que mi territorio sea mucho más grande y esos seran mis pergaminos: mi repertorio y mi oficio en los conciertos. Medir la importancia de la música por la venta de discos, además de antiguo, es deplorable, es un dato "deportivo" que puede importar solamente a algunos músicos, a los que antes vendían, a gente del ámbito discográfico profesional y a nadie más.

- ¿Nota los efectos de la crisis económica en sus conciertos?

Mi habitat frecuente, mi ecosistema, es la crisis. Ya he visto muchas. Personalmente me inclino a creer que los ciclos críticos son cuestiones personales, cada uno es un país dentro de si mismo.

- Uno de sus discos más reconocidos es "Honestidad brutal", ¿cree qué existe ese tipo de honestidad en la sociedad actual?

La sociedad actual es la misma sociedad de siempre... pero vamos camino de una sociedad honestamente brutal.

- ¿Qué recuerda de su etapa en bandas como Los Abuelos de la Nada o Los Rodríguez?

Los Abuelos de la Nada lo recuerdo como un sueño. Los Rodríguez fue un pedazo de vida. Sin reproches ni nostalgia, puedo ser agradecido con la vida aunque no todas hayan sido buenas noticias.