Curioso, pero De mano en mano, cómic ambientado en las calles de Valencia, vio la luz primero en Francia y no fue hasta hace unas semanas cuando empezó a distribuirse en español. Curioso, pero ni la ilustradora Ana Miralles —la primera mujer que obtuvo el Gran Premio del Salón del Cómic de Barcelona, en mayo pasado— ni el guionista Emilio Ruiz nacieron en Valencia. Ella lo hizo en Madrid, él en Santander, pero han desarrollado casi todas sus carreras en tierras valencianas, hasta que hace tres años se mudaron a Cantabria.

El álbum (publicado por Edicions de Ponent), que persigue durante 48 páginas las andanzas de un billete de 20 euros que pasa de mano en mano, fue realizado precisamente entre Valencia y Santander, y tiene por ello algo de nostálgico, asegura Miralles. Porque la urbe es mirada ahora desde la distancia y porque se recrean en la ciudad vieja (el barrio del Carmen y otros rincones del casco antiguo) y sus personajes casi arquetípicos: prostitutas de baja estofa, ladronzuelos, vendedores de cupón con alma de intelectual, intolerantes de barra de bar y tragaperras, alternativos asimilados… «Ha sido cuando he ido a presentar el libro cuando me he dado cuenta de hasta qué punto había dibujado personajes y aromas de la ciudad», explicaba ayer Miralles a Levante-EMV.

¿Por qué Valencia en una historia que se quiere universal? «Era inevitable —responde la dibujante—; aunque no lo pretendieras, sale después de una experiencia de tantos años». «Había un afán de no hacer algo local, sino más europeo, pero al final ha salido algo muy español», añade Ruiz.

El Mercado Central, el edificio del Banco de Valencia, la plaza de la Virgen con la Basílica y la Catedral, la iglesia de Santa Catalina… Son estampas perfectamente reconocibles que circulan por el cómic junto a rincones identificables, pero sin nombre propio. Incluso el poblado de chabolas que aparece está inspirado en el que existía hace años en las proximidades del Camino de las Moreras, cerca de donde hoy se levanta la rutilante Ciudad de las Artes y las Ciencias. «Utilicé unas fotos de hace 25 años», explica Miralles.

La historia y los personajes dejan un poso de tristeza. No en vano refleja vidas grises, pintadas a todo color por una de las autoras más reconocidas del momento, en especial por sus sugerentes heroínas (Eva Medusa, Djinn). «Si el billete fuera de 500 euros, la realidad sería otra, pero es de 20, así que la realidad que aparece es modesta. Pero no hay tampoco mucha denuncia. Se trata de dar voz a esta gente y pasar a otra cosa», señala la dibujante.