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Esculturas sonoras que se activan con la presencia del espectador y figuras que golpean su cabeza contra un muro cuando sienten cerca un observador son algunas de las propuestas de la exposición Bernardí Roig. Shadows must dance que inauguró ayer el IVAM y en la que el artista mallorquín profundiza en su "obsesión" de comunicar a través de las imágenes.

La muestra reúne alrededor de una treintena de piezas, entre esculturas, dibujos, vídeos e instalaciones, todas ellas realizadas en los últimos cinco años. B

Bernardí Roig (Palma de Mallorca, 1965) coloca el cuerpo y la luz en el centro de su investigación artística. De hecho, las figuras que pueblan la muestra, de tamaño natural y elaboradas con materiales como la resina de poliéster, están realizadas a partir del calco de personas reales, sobre todo de su padre.

La selección es fruto del acuerdo de colaboración entre el museo valenciano y la Galleria Internazionales d'Arte Moderna Ca Pesaro de Venecia, donde ya estuvieron expuestas estas obras coincidiendo con la celebración de la Bienal aunque el artista reclacó que se tratan de dos muestras diferentes.

Roig manifestó que el título de la exhibición, que patrocina Fomento Urbano, hace referencia a "las sombras que crea la experiencia de estar vivo" y agregó que su intención es "crear soledad en el espectador".

"No hay una imagen más bella que una persona sola ante un cuadro o leyendo un libro en silencio porque se pone ante un espejo, ya que todo le devuelve a sí mismo", reflexionó.

Con este objetivo, el público podrá transitar entre esculturas blancas que reproducen los cuerpos de personas reales y que presentan una acusada teatralidad.