Tecnología punta de hace mil años. Así se puede describir el conjunto de piezas cerámicas que apareció hace más de una década en el subsuelo de la Cárcel de San Vicente Mártir de Valencia y que una investigación reciente ha identificado como un completo laboratorio de alquimista de época árabe. En concreto, datado a finales del siglo X y principios del XI. Las conclusiones de este estudio, firmado por los arqueólogos Pau Armengol y Josep Vicent Lerma y que conecta diferentes elementos descubiertos en el citado espacio (un antiguo baño musulmán, hamam), fueron presentadas recientemente en un congreso internacional sobre cerámica medieval celebrado en Venecia.

El origen de la identificación está en una de las becas de catalogación de fondos arqueológicos que da el Ayuntamiento de Valencia. La arqueóloga Pau Armengol empezó así en 2008 a revisar los materiales hallados en la conocida tradicionalmente como Cárcel de San Vicente -una capilla visigoda del siglo VI en memoria del santo- y comprobó cómo el condensador de alambique y su matraz (vasija) encajaban con unos tubos alargados, que a su vez podían dirigirse a una especie de embudo amplio -no se había reconocido como tal- cuyo orificio inferior engarzaba con otro caño largo y fino que también podía conectar con unas ampollas.

Al tratarse de materiales encontrados en un antiguo baño próximo a la mezquita, la hipótesis más lógica es que este complejo alambique se utilizaría para la fabricación de perfumes. No obstante, también se pudo usar para materias más complejas, como la solución llamada agua regia, usada para disolver el oro, que luego los alfareros empleaban para decorar la cerámica en Persia.

En todo caso, el conjunto de Valencia representa "el laboratorio de alquimista más completo e interesante de la Península Ibérica", apunta Josep Vicent Lerma. En el Museo Arqueológico Nacional existe un condensador procedente de Córdoba, pero no todo el material completo de destilación.

Otro aspecto que sobresale de la investigación es la presencia tan temprana en Valencia de estos componentes para la química. Los alambiques se vinculan al médico persa Al-Razi, que muere en torno al año 925. Ello supone que medio siglo después aproximadamente estos descubrimientos ya estaban presentes en Valencia. Significa "una difusión del conocimiento científico muy avanzada", señala Lerma.

Las piezas que conformarían el laboratorio se encuentran expuestas en la actualidad entre la Cárcel de San Vicente y el Museo de la Almoina. El uso de la cerámica -y no cobre o vidrio- es otro de los aspectos que ha sorprendido a los expertos. Lo que no ha aparecido son las construcciones que calentarían los matraces, que no recibían el fuego directamente.