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Un valenciano, un mexicano y un estadounidense discuten a finales de 1937 en una playa de Valencia sobre anarquismo y arte. Son Josep Renau (Valencia, 1907-Berlín, 1982), David Alfaro Siqueiros y Ernest Hemingway. El resultado de ese debate -la forma de reflejar al obrero entre las dos grandes fuerzas del momento: marxismo y capitalismo- lo plasmarían los dos primeros en 1940 en el mural Retrato de la burguesía, encargado por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) para su nueva sede social, en México DF. Setenta años después, intelectuales del país centroamericano y españoles han lanzado la voz de alarma ante los riesgos del mural y todo el edificio dada la crítica situación del sindicato, sobre el que pesa un decreto de extinción promulgado por el Gobierno de Felipe Calderón.

El grupo de gente de la cultura que ha elaborado un manifiesto en defensa del mural lo califica como "una de las mejores obras colectivas de arte público en la historia del arte".

La polémica ha saltado a la prensa local. Una representante del Instituto Nacional de Bellas Artes aseguraba al diario La jornada que ni el edificio ni la pintura corren riesgos, incluso en el caso de que el sindicato se desprendiera de ellos.

Sin embargo, el conservador del SME, César Sánchez, manifestaba la incertidumbre existente sobre el futuro del mural, un vitral y todos los documentos históricos. El experto, que participó recientemente en la exposición promovida por el Gobierno de España en México sobre Renau, reclama claridad y que una institución "neutral" se haga cargo del patrimonio del SME. La reivindicación tiene sentido, porque la dirección del sindicato está enfrentada con el Gobierno, que intentó sin éxito imponer a su equipo. De ahí, los movimientos posteriores para su liquidación.

Entre un atentado a Trotsky

El mural, de gran tamaño, decora la caja de la escalera del edificio y está considerado una de las grandes obras de Renau durante su exilio en México. El SME lo encargó a Siqueiros y este formó un equipo con los mexicanos Antonio Pujol y Luis Arenal y los españoles Renau, Miguel Prieto y Rodríguez Luna. Estos dos últimos se desmarcaron pronto y, poco antes de acabar la obra, también los tres mexicanos, implicados en un atentado fallido contra Trotsky.

Renau, que acabó solo el mural, no tiene mucha suerte con sus obras públicas. Hace unos años, el que realizó en un antiguo centro cultural de Erfurt (Alemania) se vio también en peligro ante la intención de los nuevos propietarios de derribarlo, aunque por ahora se mantiene en pie.