Se cumple el 5 de septiembre del año en curso el cuarto centenario del óbito del pintor Nicolás Borrás, el mejor y más completo discípulo de Juan de Juanes, que será objeto de atención por el Consorcio de Museos de nuestra comunidad en una muestra antológica. Prácticamente el único representante de la pintura monástica de nuestro Renacimiento, fue calificado en su día por el Marqués de Lozoya, como el más importante pintor de las postrimerías del academicismo en la pintura valenciana. El año de su muerte, 1610, Gaspar Escolano lo elogiaba en sus Décadas afirmando que por «su espíritu y excelencia en el arte de pintar vivirá para siempre en las lenguas de la fama».

Nacido en Cocentaina en 1530, se formó en Valencia, frecuentando el taller de Juan de Juanes ,al que en alguna ocasión llamó queridísimo maestro. Su primera obra documentada fue el retablo mayor de la parroquia de El Salvador de Cocentaina, que finalizó el 24 de diciembre de 1558, con intención catequética: dirigido a los moriscos y pensando en la salvación de sus almas. Ordenado muy pronto sacerdote, pintó para su ciudad natal y distintas localidades de las tierras alicantinas (Alicante, Pego, Orihuela, etc), manejando un correctísimo dibujo, composiciones derivadas de su maestro Juan de Juanes y como llegó a escribir nuestro Mayans en el siglo XVIII «propagando la devoción a los misterios sagrados y el culto de los siervos y siervas de Dios por medio de sus imágenes».

A los 45 años profesó como monje jerónimo en el monasterio de Cotalba, cerca de Gandía, donde dejó una cuantiosa producción, decorando todas sus dependencias con ayuda de discípulos y colaboradores , caso de su sobrino Francisco Doménech; obras en la actualidad localizadas en el museo de Bellas Artes de Valencia , tras su ingreso en el mismo a raíz de la desamortización eclesiástica del siglo XIX. A pesar de su monacato, trabajó encargos para toda la región, siendo en 1591 unos de «los mejores pintores» convocados por la Generalitat para que aconsejasen cómo se debía pintar la Sala Nova del Palau, que decoraron después, entre otros, Juan Sariñena y Vicente Requena. Ganó mucho dinero en vida, que donaba a su comunidad, siendo a su muerte unos de los máximos benefactores de su convento.

Artista al que dediqué un estudio publicado en 1976, apenas modificado con pocas aportaciones nuevas, Nicolás Borrás ha sido un pintor injustamente olvidado en las últimas tres décadas que merece mayor atención y conocimiento por parte del público . dada su importancia en la pintura valenciana y española del Renacimiento. Este año de 2010 ha de ser el año de Nicolás Borrás, al coincidir la fecha, como hemos indicado, con el cuarto centenario de su fallecimiento.