ALFONS GARCIA

?Francisco Brines (Oliva, 1932) fue hace unos días protagonista del homenaje que esta localidad le dedicó en el Poefesta. No lo toma como un mensaje de retirada.

No. Creo que es un acto de agradecimiento a la poesía en el que uno es sólo un pretexto.

¿Le sigue interesando la literatura?

Estoy en un periodo de sequía, porque tengo tres o cuatro poemas para trabajarlos, pero no tengo el impulso de hacerlo. Me ha pasado ya en otras ocasiones. Cuando la poesía quiera puede volver, yo le tengo las puertas abiertas.

Sorprende su fidelidad a la poesía...

No es fidelidad, es un destino que intento cumplir. No es una afición. Mi realización se hace en la escritura de la poesía y se completa porque llega a los demás. No sirvo para otras cosas.

¿No saltar nunca a la novela significa que no le ha interesado el dinero ni la fama literaria?

Escribir poesía por el dinero sería cosa de locos.

¿Le falta algún premio? ¿El Cervantes?

No. Los premios se reciben con alegría porque son la prueba argumental de que tu poesía ha llegado a la gente.

Le reconocen la paternidad tanto poetas de los Novísimos como de la generación posterior, no es algo muy habitual...

A mi no me extraña, porque yo como lector he gustado de muchísimos poetas de distinta tendencia literaria. Que me guste de los clásicos Quevedo más que otros no impide que también me gusten Lope de Vega y Góngora.

¿Con la edad es más indulgente con el tiempo histórico que le tocó vivir, la dictadura?

La vida es como ha sido. Es absurdo pensar en otra vida posible, porque no la tenemos. Es como haber tenido un amor correspondido y pensar que se podía haber tenido otro, mejor.

¿No piensa entonces en lo que ese tiempo le pudo quitar?

Nos lo quitó a todos. Además, en la infancia, que fueron los años duros de la dictadura, uno vive en un mundo asombroso y da igual la dictadura o la democracia, porque esta la tienes en casa. En la adolescencia, sí se puede echar de menos una mayor libertad. Pero las circunstancias han venido como han venido . Es como cuando uno tiene una enfermedad: preferiría no tenerla, pero ha de convivir con ella y sacar el mayor fruto a la vida.

Luis García Montero decía que la obra de Miguel Hernández tiene vitalidad para soportar un centenario, ¿ve así también esa recuperación?

Miguel Hernández no necesita recuperación porque está vigente. Lo que pasa es que murió muy joven y, aunque hizo una obra solidísima y que tiene los lectores numerosos que merece, podía haber hecho una obra muy superior de haber vivido más. Porque los mejores poemas son los de su última época, escritos casi en borrador.

¿Es doloroso que se siga mirando aún su obra con prejuicios ideológicos?

Algunos se habrán acercado también a su obra por un prejuicio ideológico favorable. Pero Miguel Hernández no necesita prejuicios para ser estimado como merece.

¿Un poeta melancólico es un hombre melancólico?

El hombre tiene momentos hímnicos y melancólicos. No está riendo siempre, ni llorando. Según cuando y desde dónde escriba mostrará el reconocimiento al don de la vida o la parte triste que tiene.

Y usted se decanta más por esta segunda opción...

Bueno, yo escribo desde la soledad y más desde la melancolía, sí, porque cuando tengo la alegría o el gozo, vivo, no escribo. Si uno está haciendo el amor con otra criatura y está afortunado y lo sabe, no lo dejará para escribir un poema. Cuando escriba sobre eso lo hará desde el recuerdo y la melancolía de no tenerlo.

¿Le interesa el debate de la memoria histórica o cree que miramos demasiado a 1936?

Era muy niño entonces y también en la posguerra. Por fortuna no viví aquellos tiempos desde una madurez y no me tocó tomar posición. Soy afortunado por no haber estado en aquel disparadero, porque no hay nada peor que una guerra civil.

¿Pero cree que hay que recordarlo y tenerlo muy presente?

Comprendo que los que tienen muertos deseen que estén individualizados y con ellos. Igual diría si hubiesen ganado los que perdieron. El hombre crece cuando es generoso y tiene la capacidad de otorgar al otro sus derechos.

¿Cree, como Pérez-Reverte, que en España faltó la guillotina para acceder a la modernidad?

Quizás la Guerra Civil cumpla lo que decía sobre la guillotina. Es decir, despertar la conciencia de que no debe volver a ocurrir. Creo que lo diría en ese sentido.

Yo creo que no...

Bueno, la Revolución Francesa ha sido a la larga positiva, pero como todas las revoluciones, al principio se cometen excesos.

¿Pesan demasiado las sotanas en este país?

Menos que nunca. A misa va quien quiere ir y nadie mira peor al que no va.

¿Se enorgullece de no haberse dejado llevar por las fiebres comunistas?

Nunca he tenido inclinaciones políticas. Ni me arrepentí ni me dejé de arrepentir. He tenido amigos en todos los campos y no los he juzgado por la insignia que llevaran, sino por como eran.

El peligro es que lo vean a uno como un posibilista o como un cómplice de los otros, ¿no?

No me ha importado lo que piensen.