Afable, dinámico, hablador, muy normal. 28 años, promesa hecha realidad, cuentan, y discípulo de Baremboin- de él aseguran que ha heredado muchos de sus gestos- y Mehta, sus dos principales valedores. Omer Wellber, nuevo director musical del Palau de les Arts, cuyo estrado pisará a partir de la próxima temporada, es el segundo israelí al frente de una orquesta en Valencia. No son casualidades. No sólo comparte la nacionalidad con Yaron Traub sino que ambos cuentan con el apoyo de Baremboin o la relación con Mehta- el padre de Traub fue concertino de la Filarmónica de Israel.

En el caso de Wellber la afición por la música, sin embargo, no es un asunto familiar. Sus padres eran maestros, pero él con muy pocos años ya se había decantado por el piano. "La música siempre ha estado a mi alrededor", confiesa mezclando el italiano y el inglés y vestido con unos vaqueros y unos zapatos de ante algo gastados, con el aspecto de un treintañero cualquiera que ha quedado con unos amigos para dar una vuelta.

Pero a él le contempla ya una larga trayectoria en algunos de los principales teatros de ópera del mundo y muchos adjetivos de admiración. Quizá se esté realmente ante otro posible Dudamel porque el reto de asumir la dirección musical de la Orquestra del Palau de les Arts es notable, aunque también influya en la apuesta por un joven valor en alza la escasez de las arcas y el futuro.

"No le tengo miedo al reto y sí muchas ganas de que esta orquesta tenga su propia personalidad y se le identifique como un conjunto sólido. Se trata de continuar creciendo a partir de lo que existe", contesta mientras gesticula y pone como peso de la balanza a su favor el feeling y la energía que se puede alcanzarse entre él y los músicos de la Orquestra formada en gran medida por gente de su edad, ambiciosos y con ganas de continuar creciendo profesionalmente.

"Nosotros aportamos una visión más dinámica, como si fuéramos la generación del pop frente a las que nos aventajan", comenta cuando se le pregunta sobre el relevo de Maazel o las características de su generación frente a la que les preceden.

Músico, director y compositor, Wellber, que mañana estrena la batuta al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana en un concierto en el que dirigirá obras de Berlioz, Bernstein o Beethoven no rehuye a la hora de hablar del conflicto con Palestina.

"Cuando estás dentro lo ves de una manera, pero ahora que llevo tiempo fuera lo veo de forma distinta. Falta un líder único que aúne a todos los palestinos y demos otro paso" , añade para mover la cabeza afirmativamente cuando se le recuerda que también los israelíes ponen poco de su parte.

Se declara admirador de Beethoven, pero también de Brahms y después de Baremboin pone como ejemplo a seguir a Bernstein. Lo reconoce con otro gesto de rotundidad.

Y en el campo de la ópera se siente más próximo de los compositores italianos y franceses que de los alemanes o rusos. De algunos de los primeros argumenta sus motivos e insiste tocándose el corazón que no son intelectuales. Y cuando le pide una ópera se queda callado pero acaba apostando por Tosca. "La dirigiré, eso espero", concluye.