Verla entregada en fines sociales es algo que muchos jamás podían imaginar y que le honra.

Es un asunto que siempre he querido llevar en secreto. Mucha gente conoce a Rosita Amores, pero Rosita Amores es la artista en el escenario. Fuera de él es una persona normal. Hay muchos artistas que están recibiendo la no contributiva y lo están pasando muy mal. Nosotros intentamos ayudarles con este banco de alimentos o buscándoles trabajo. Pero en el escenario soy otra. Allí sólo está el público. No existe nada más.

¿Tan cruel es el espectáculo?

Sí. La mayoría de los artistas de mi generación no cotizaron o no se lo descontaron. Cuando funcionaba el Sindicato del Espectáculo tuvimos un presidente que se quedó con todo el dinero, no lo presentó en Madrid. Son cosas que han pasado. Hay muchos artistas que les ha pillado ahora sin nada. Yo he tenido suerte, me cuidaba y pensaba en mi futuro.

Muchos creerían también que el éxito es eterno y la cima, vivir en una nube.

En mi caso no fue así. Mi madre era la que ponía la cabeza. Siempre iba conmigo y ya se sabe que las personas mayores tienen experiencia y saben más.Siempre le hice caso.

¿Y artista por qué, Rosita?

No fue una llamada, pero a los once años debuté. Mi madre fregaba para mantenernos y decía que su hija tenía que ser artista y que ella le llevaría la maleta. Así que iba al colegio y después me escapaba a bailar, que era lo que me gustaba. Iba a una academia que estaba cerca del Teatro Principal y yo siempre me preguntaba si algún día actuaría allí.

¿Tanto le tiraba el espectáculo?

Por supuesto. A mí me gustaba bailar, pero no cantar. Mi madre me llevó a aquella escuela y le dijo al maestro Carbonell que aunque no le podía pagar con dinero lo haría con cualquier otra cosa. A los tres meses de ir a la academia el maestro dijo que iba a debutar bailando Yo soy mi guitarra y cuando terminé el baile añadió: "tú ya eres artista". No lo olvidaré.

¿Y qué es ser artista?

Saber estar en un escenario, vivirlo, saber comportarse haciendo teatro, cine, televisión... No se puede explicar. Es un duende muy fuerte que sale de dentro. Pero yo quería ser artista sobre todo para retirar a mi madre.

¿Echar la vita atrás en sólo nostalgia?

Lo que veo es que he disfrutado mucho frente al público y lo continúo haciendo. El espectáculo me lo ha dado todo: alegrías, dinero, satisfacciones. Todo lo que he hecho ha sido por convicción y queriéndolo hacer bien.

¿Para comerse el mundo hay que ser una mujer de rompe y rasga?

Desde el escenario me comía el mundo. Pero fuera he sido siempre muy tímida. Por eso mucha gente tiene una imagen equivocada de mí.

Y más en su tiempo, además, con la censura en los talones y la hipocresía escondida entre la frivolidad.

Uff!, las multas que me han puesto. Una vez estaba cantando Ponle menta en el Alkazar. Cuando venían los censores nos avisaban. Había cinco en un palco. Yo ya estaba trabajando y se me había roto un tirante. Siempre he sido cargada de pecho así que, todos temían que se rompiera el otro y me quedara medio desnuda.

¿Y qué pasó?

Nada más terminar el espectáculo me dice el regidor: "sube al despacho, te llaman". Estaban allí los cinco tiesos. Le dije: "señor Real yo no voy a pagar porque no se me ha visto nada". Me dejaron ir, pero al empresario le multaron. Fue como aquel día en Xàtiva que otro me dijo que si le hacía una actuación en privado me dejaba salir con aquél traje de flecos. ¡Mi madre que lo oyó...! No me dejaron actuar y se montó un lío en el pueblo...

¿Por qué murió la revista en una ciudad como Valencia, cuna que era del género, además, de abierta, precoz, divertida y que hoy aún reclama y recuerda?

Porque no ha habido empresarios que la quisieran continuar. La televisión también influyó mucho.

Pero mire por donde los musicales están de moda y los programas de variedades aún se reclaman en los pueblos y son un éxito.

Eran otros tiempos. La etapa del Alkazar fue maravillosa en Valencia... Balanzá, Barrachina, los cabarets. Esa época se ha olvidado. Si contara cuántos futbolistas escondí en el camerino en los sesenta...

Ya que no me daría sus nombres, al menos cuénteme un secreto.

Que tenía un hombre muy enamorado de mí que era cura y yo no lo sabía.

¡Es que aquella época sería!

Y estábamos mal miradas, aunque llevábamos una vida muy ordenada. Pero si usted viera las personas que han venido a verme al camerino, hombres y mujeres de la alta aristocracia y escondiendo su realidad...

Aún la continúan admirando y recordando, e incluso gente como Mariscal la ha reivindicado como icono de una generación irrepetible. ¿Le sorprende?

No lo sé. Quizás será porque siempre he respetado a todo el mundo y he sabido dónde pisaba. Aunque también me he equivocado. Pero incluso las mujeres han admitido mis ironías. Siempre les he pedido permiso cuando me metía con sus maridos ¡ Y mira que las mujeres somos celosas! Pero nunca he provocado con mal estilo.

Es que los hombres damos juego.

Sólo hay que quedarse mirando y sabes quién se va a poner colorao. Entonces, vas a por él.

¿Cómo sería en estos tiempos Rosita Amores con 18 años?

Igual que entonces. Muy nerviosa. Pero me dedicaría también al espectáculo y aprovecharía para trabajar más en el cine, aunque en la variedades se gana más dinero que trabajando de actor. Y nosotros había días que hacíamos hasta cinco bolos.

Borre algo de su mundo

El sacrifico sin recompensa o que no te contraten pese a tus esfuerzos.

¿Quién fue la mejor vedette?

Esperanza Roy, Celia Gámez, Carme del Lirio...Gracia Imperio era guapísima. La última gran vedette sería la Roy

Se ha dejado a la Duval y a la Doris.

Es que ellas son de la generación del baile. Norma Duval es otra historia. La Doris tenía un gran cuerpo y detrás, a Colsada.

Y sus alegres chicas.

Pero los empresarios pagaban poco y ¡ole las narices de las mujeres que han sabido sacarles a algunos el dinero! El espectáculo ha dado a algunos mucho dinero.

¿Cuál es un recuerdo muy especial?

Cuando me fui a Barcelona al Molino y reaparecí. Fue un éxito. Venían Mariscal, Barceló, Maragall... Y yo cantaba aquel disco que editó la Generalitat Valenciana, porque las variedades también son cultura. Lo dice un decreto del Gobierno. En el Molino recuerdo que un señor me dijo: "Valencia tierra de flores, de artistas y de pintores, pero nosotros los catalanes te hemos quitado a la Amores".

¿Ya no hay artistas como entonces?

Ahora los crea la televisión y los contratan porque han salido en ella. El año pasado trabajé con un representante que trajo a una de Operación Triunfo. La gente se iba porque no tenía garra como Bertín Osborne, Francisco, Bruno Lomas o un Michel...También hay muy buenos artistas que no han tenido una oportunidad.

¿Qué tiene esto para que le mantenga todavía en activo?

Que a los 72 años aun continúo divirtiéndome. No me da vergüenza seguir. Tengo muchas ganas de vivir. Soy una mujer activa que quiere seguir divirtiendo y divertirse. Mi único fin es hacer felices a los demás. Pero no soy ambiciosa, ni quiero homenajes.

jrsegui@epi.es