El artista prehistórico que pintó los murales de sus cueva hace miles de años, además de expresar su creatividad, estaba desarrollando lo que muchos milenios más tarde los científicos vieron como un medio de comunicación artístico. Al respecto, no falta quien ve el origen de dichas manifestaciones artísticas en África antes de la salida del Homo sapiens. Esta hipótesis es la que sostiene uno de los últimos estudios realizados a partir de los signos del arte rupestre, el presentado recientemente por la canadiense Genevieve von Petzinger.

Su trabajo se suma a estudios desarrollados a lo largo del último medio siglo en un intento de abrirse camino en la intrincada jungla de signos, marcas y señales procedentes del mundo prehistórico. Las representaciones abstractas que, junto con las del mundo animal, han dado lugar a lo que conocemos como arte parietal son el lenguaje gráfico del Paleolítico Superior.

El afán por profundizar en ese código simbólico de los antepasados de la humanidad ha perdido fuerza en los últimos años tras protagonizar con anterioridad un intenso debate acerca de su significado. No es que los expertos hayan arrojado la toalla sin haber podido descifrar estas señales, sino, como asegura el catedrático de Prehistoria del País Vasco Ignacio Barandiarán, que han llegado a la conclusión de que su significado "es un tema que nos trasciende".

Petzinger ha emprendido su labor orientada a descifrar los símbolos existentes. Lo primero que hizo fue realizar una base de datos de lo hallado en los yacimientos del mundo, y comprobó que 26 de estos signos aparecen de forma constante en los diferentes santuarios rupestres del planeta durante al menos 30.000 años. Con estos resultados, defiende la existencia de un código simbólico universal muy anterior a lo que se creía.

Símbolos y emigración

A partir de aquí se plantea distintas hipótesis. Una de ellas es la que se pregunta cuándo empezó el Homo sapiens a utilizar este código. Petzinger se decanta por explicar la presencia del lenguaje simbólico a partir de las migraciones del Homo sapiens hacia distintos horizontes tras dejar África. Pero la principal conclusión es que "hubo un código simbólico universal con significado propio anterior para la comunicación de ideas o conceptos y que sería definitivo para la aparición de la escritura".

Sin embargo, entre los expertos no hay un consenso generalizado sobre la materia. Algunos tienen en cuenta la posibilidad de cambios en los signos y las distintas variantes temporales y espaciales que se aprecian en la tipología de las marcas. Además, las coincidencias no sólo afectan al lenguaje simbólico. Barandiarán también ve elementos en común en la pintura figurativa. Pero la unidad no es universal."Lo que se repite en la mayoría de las grutas y abrigos del mundo son los signos más sencillos", afirma César González, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, de acuerdo en que el arte rupestre está muy cerca de un código precursor de la escritura. Desde su experiencia ve este lenguaje simbólico como un sistema de comunicación mediante una serie de elementos simbólicos. "Son los que permiten expresar una multiplicidad de mensajes complejos y diversos con más facilidad que la tradición oral". Así, coincide con Barandiarán y dice que hay muchas cosas que se dan por convergencia, es decir, el hecho de que en distintos sitios haya cosas iguales no indica que todo tenga el mismo origen. Se sabe que antes del Paleolítico Superior hubo experiencias gráficas, pero en el sudoeste de Europa esa explosión tuvo una repercusión enorme y se desarrolló un ciclo artístico muy original y distinto de otras zonas del mundo.

El enigma de este arte es lo que ha movido desde siempre el interés por conquistarlo. Eso es lo que se ha propuesto Genevieve von Petzinger, quien ha centrado su trabajo las cuevas francesas, estudio que ahora se propone ampliar a las españolas y de otros países europeos para entender cómo viajaron los signos y ver si siguieron las rutas de emigración.

A lo largo del siglo XX las interpretaciones sobre este código primitivo se han sucedido. Frente a los que veían en las cuevas una simple expresión artística, están quienes se decantan por una muestra de preocupación por la fertilidad y la supervivencia. Para Leroi-Gourhan, uno de los principales estudiosos, estas representaciones "expresa ante todo una concepción simbólica del mundo".