E

l cierre de algunas azulejeras en las comarcas de Castelló, evidencia de la crisis, ha puesto de manifiesto que hay que buscar más opciones, así, de nuevo se habla del turismo cultural, de poner el énfasis en los valores patrimoniales y paisajísticos.

Nuestra nómina de conjuntos históricos, en todas las comarcas es muy larga. Una gran mayoría de los mismos gozan de la correspondiente declaración como bien de interés cultural, sin embargo, esa circunstancia no ha significado más que en contados casos, la oportuna planificación, ni se han abordando los problemas con coherencia. Incluso tenemos casos como el de Denia, en donde el actual gobierno de concentración de la derecha se resiste a seguir pidiendo que su centro sea declarado bien de interés cultural, cosa que el anterior equipo empezó.

Soy consciente de que no es momento de grandes inversiones, sin embargo, si es tiempo de "grandes cambios", de pensar y actuar con perspectiva. Hace falta planificar más, tanto a nivel local, como a nivel de todo el territorio valenciano.

En muchos supuestos no se trataría de inventar la pólvora, sino de copiar ejemplos, así el caso de Morella podría servir para realidades próximas a la misma, como parece que está haciéndose en Onda o hizo en su día Vilafamés.

Por otro lado, se ha invertido mucho en recuperar el patrimonio religioso, especialmente a través de La llum de les imatges, sin, que como contrapartida, la gran mayoría de las iglesias sean visitables como monumentos, cuando una de los principales elementos patrimoniales de nuestras poblaciones son los edificios de culto.

Factor fundamental para una uso racional del patrimonio es que los ciudadanos de cada lugar, hablando en términos relativos, entiendan y asuman todo lo que implica mantener un casco antiguo recuperado y, a la vez, objeto de visita turística.

Ello comporta pedagogía municipal, una tarea de educar en el valor de las cosas, estimarlas, evitando la destrucción y el abandono. Eso se puede y debe hacer ahora, no cuesta mucho dinero, es un problema de voluntad, como he dicho, de perspectiva de futuro, como en nuestro entorno europeo se viene haciendo.