Intelectuales, autoridades, los dirigentes de la izquierda y muchos ciudadanos desfilaron hoy ante el féretro de José Saramago para rendirle tributo en la capilla ardiente abierta en el Ayuntamiento de la ciudad.

Los restos del Nobel de literatura, fallecido el viernes en su casa de Lanzarote, son velados hoy en el Salón de Honor de la Cámara Municipal tras haber llegado en un avión de las Fuerzas Armadas lusas en el que viajaron también miembros del Gobierno y familiares y amigos del escritor.

El primer ministro portugués, el socialista José Sócrates, fue de los primeros en acudir a la capilla ardiente, por la que pasaron también muchos de sus ministros.

"Saramago fue un gran portugués, no sólo como escritor, y deja una marca muy profunda en el alma portuguesa" afirmó Sócrates, para quien el Nobel es "uno de los grandes exponentes" de la cultura lusa que contribuyó a la afirmación y difusión de su literatura.

Sócrates, al igual que el candidato socialista a las elecciones presidenciales de 2011, Manuel Alegre, o el líder del principal partido marxista del Parlamento, Francisco Louca, del Bloque de Izquierda, también presentes en la capilla ardiente, restó importancia a la polémica que llevó al escritor a marcharse a vivir a España en 1993.

"Saramago siempre fue muy estimado por los portugueses y siempre estuvo en nuestro corazón", declaró Sócrates, que trasmitió personalmente a la viuda del Nobel, la periodista española Pilar de Río, y a sus familiares las condolencias del Gobierno luso y el orgullo por su herencia literaria.

Es el "reconocimiento de un pueblo y un Estado", subrayó Sócrates, con cuyas palabras de elogio hacia la figura intelectual y humana de Saramago coincidieron las muchas personalidades de la vida pública lusa que acudieron a darle el último adiós.

Cientos de ciudadanos hicieron también fila para pasar ante los restos del nobel, custodiados por una guardia de honor de la policía municipal y rodeados de varias coronas de flores, entre ellas una enviada por los dirigentes cubanos Fidel y Raul Castro.

Entre los lisboetas que acudieron a rendir homenaje al escritor había muchos de sus camaradas del Partido Comunista Portugués, del que Saramago fue militante fiel casi toda su vida pese a haberse distanciado en ocasiones de la línea oficial del partido.

El Secretario General de los comunistas, Jerónimo de Sousa, encabezó la delegación oficial del partido que estuvo en el aeropuerto, para recibir el féretro, y después en la capilla ardiente.

Varias personalidades extranjeras visitaron el Salón de Honor del Ayuntamiento, entre ellas ministros de Angola y Guinea Bissau, dos países miembros de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, y la candidata presidencial del Partido de los Trabajadores que gobierna Brasil, Dilma Rousseff.

España estuvo representada por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, que fue al aeropuerto a la llegada de los restos del escritor y resaltó después en el Ayuntamiento la figura de José Saramago, su compromiso y valor intelectual y la forma en que acercó a españoles y portugueses.

El velatorio de Saramago en el consistorio, de cuyas ventanas colgaban dos grandes carteles con su imagen, estará abierto al público hasta la medianoche de hoy y mañana volverá a abrir sus puertas hasta que el féretro parta para ser incinerado en el cementerio del Alto de San Juan de la capital lusa.

Además del desfile de políticos, intelectuales y amigos del escritor las manifestaciones de pesar por su fallecimiento siguieron llenado hoy las páginas de los medios de comunicación de Portugal donde el Gobierno ha declarado este sábado y mañana domingo días de luto nacional en honor del Nobel.