El artista Manolo Valdés -creador de la escultura La Dama Ibérica de Valencia y que actualmente expone en La Haya- cree que aunque en Nueva York no viven los mejores pintores, "sí pasa lo mejor" del circuito artístico actual.

El valenciano Valdés expone en un céntrico paseo de La Haya 22 esculturas de bronce de gran tamaño en el marco de una gira mundial como motivo de la presidencia española de la Unión Europea.

Desde niños a ancianos observaban con curiosidad, a pie o en bicicleta, esas obras en un recorrido que puede iniciarse por las figuras Irene I e Irene II y terminar con Mariposas, que es una cabeza coronada con mariposas.

Las piezas, realizadas en su mayoría entre 2004 y 2008, pertenecen a las series Las Meninas, LaReina MarianaLaOdalisca.

La exposición, de la que Kosme de Baraño es el comisario, permanecerá hasta el próximo 23 de septiembre.

La Haya, además de esas esculturas de Valdés, que es "el grueso de la exposición", exhibe en Pulchri Studio, un centro de exposiciones de arte actual, 40 dibujos, 17 grabados, cinco esculturas de unos 50 centímetros de altura y dos pinturas de gran formato.

En esta ocasión la pintura, el grabado y el dibujo complementan a la escultura aunque el artista, que fundó el mítico grupo Equipo Crónica, señala que practica la escultura o la pintura "indistintamente" y va "de una disciplina a otra con normalidad".

Valdés dijo que se siente a gusto viviendo entre Madrid y Nueva York, manteniéndose lejos de tesis regionalistas y nacionalistas y considerándose un hombre y un artista universal.

"Nueva York genera ilusión"

En Nueva York, Valdés tiene "la impresión" de que no se deja de de aprender, debido a que la ciudad "ofrece mucha información" y además, es el lugar elegido por los artistas para enseñar lo mejor de su producción. "Es una ciudad que genera ilusión" en la que se tiene "la sensación de que algo puede pasar" y que "el público está más preparado" a nivel cultural, recalca.

En la metrópoli de los rascacielos, hay que "aprender a renunciar y seleccionar" qué ver, ya que la ciudad "te mantiene en tensión y con interés" e, incluso, se vive "con la pena" de haberse perdido algo.

Valdés señala que, en general, "el artista necesita la alimentación de recibir estímulos, la confrontación" y "el debate" que él encuentra en Nueva York, "una ciudad de convivencia y acogida de talentos, de emigrantes culturales" en la que se genera un "mosaico" de culturas y orígenes que "enriquece".

Sin embargo, en Nueva York como en otras urbes con una escena artística rica -París, Berlín y Londres-, "nadie es imprescindible" y la ciudad "no sufre con la desaparición" de un pintor o escultor porque "es ley de vida", concluye.