Pablo Sánchez Torrella, cincuenta años vinculado a la Banda Municipal de Valencia (BMV) como músico, director en funciones y desde hace casi 20 como director titular, cuelga la batuta de la formación valenciana. Y para su despedida de Valencia, hoy mismo en los Jardines del Palau de la Música, ha elegido Tchaikowski, o mejor dicho, la Obertura 1812, la celebre pieza romántica que el compositor escribió para conmemorar la resistencia rusa al avance de las tropas napoleónicas.

No es casualidad, porque como ayer recordaba el músico y compositor, la guarda como recuerdo del centenario de la BMV donde también sonó y es una de sus preferidas. "Tengo un recuerdo muy especial. Y la he escogido expresamente porque tiene un final apoteósico. Todo es intención. Es un día muy especial. No puedo decir lo que sentiré mañana [por hoy] pero sí sé que será emoción", recordaba ayer al tiempo que intentaba echar la vista atrás y sólo le salían recuerdos.

"Mi debut, mi primer concierto como director, aquellas ovaciones en Japón cuando nos pedían más pasodobles puestos en pie, las giras, los viajes, los ensayos... Recuerdos malos, ninguno. Son cincuenta años y sólo puedo decir que he luchado por la colectividad y por conseguir que la banda ganara prestigio. Por eso sólo les pido a los músicos que continúen igual, que sigan siendo músicos y que sientan la música como verdaderos músicos que son", anotaba el compositor de Paterna que desde niño supo que quería ser músico y procede de una familia que también lo fueron.

Aunque aún le quedan dos pequeños compromisos al frente de la formación, pero fuera de Valencia, Sánchez Torrella asegura que deja la Banda pero no la batuta. Y que ahora ganará tiempo para poder componer.

Como recordaba hace unas semanas, le queda la espina de no haber dirigido una ópera o de haberse puesto más a menudo al frente de sinfónicas. Ahora se le abren algunas posibilidades de poder cumplir, al menos, alguno de esos sueños, o por lo menos intentarlo. También le esperan los homenajes que el intuye "por lo que voy escuchando por ahí, aunque yo no sé nada", dice discretamente.

Pero lo que tiene claro es que su paso a la reserva debido a la edad de jubilación no le llevará a una vida de relajación. En él, como asegura, no podría ser. No va con su carácter. Y si no, se dedicará a componer pasodobles o himnos como ha hecho hasta ahora y no serán, seguramente, sólo por encargo.

Su sucesor es todavía una incógnita, pero no su último programa, todo un guiño a su carrera o a sus gustos: José Serrano, Rafael Talens, Miguel Asins Arbó, Emilio Cebrián y como colofón, por supuesto, Tchaikowski.