La parroquia de San Andrés de Valencia se ha encontrado con un cuadro de Francisco Ribalta (1565-1628) que ni sabía que tenía. El óleo estaba guardado y fuera de la vista desde hace al menos setenta años, cuando la iglesia antigua de San Andrés (hoy de San Juan de la Cruz) se cerró tras la Guerra Civil debido al estado en que quedó. Una parte de las obras que poseía se trasladaron al templo nuevo, en la calle de Colón, y entre ellas, la presentada ayer.

La pintura permaneció cubierta por una capa negra que hacía invisibles sus formas hasta hace unos meses, cuando dentro del proyecto expositivo La gloria del Barroco se sacaron algunas piezas para su restauración por parte de la Fundación La Luz de las Imágenes. Unas, con el objetivo de exponerlas -la muestra en las parroquias de San Juan de la Cruz, San Esteban y San Martín abrió en diciembre de 2009-; otras, sólo para devolverlas después al templo.

El nuevo Ribalta era de estas últimas. "No se veía ni un centímetro cuadrado", dijo ayer el coordinador de restauraciones de la fundación, José Luis Navarro. La sorpresa surgió al empezar a limpiar la capa dejada por intervenciones pasadas. Entre el 30 y el 40% de la pintura original estaba perdida, pero aun así "nos fuimos dando cuenta de la calidad" de la obra, agregó Navarro.

Los siguientes en entrar en acción fueron los historiadores del arte. Expertos como Felipe Garín y el conservador de pinturas del Museo San Pío V, José Gómez Frechina, certificaron que la pieza -de 2,2 metros de alto por1,8 de ancho- "presenta suficientes elementos estilísticos para considerarla como de Ribalta".

"Es seguro que hay una gran participación de Ribalta -afirmó Garín ayer, al presentar el cuadro junto a la consellera de Cultura, Trinidad Miró-, aunque no exenta de la colaboración de taller, algo normal por otra parte" en la pintura barroca.

Lo curioso es que no existía ninguna referencia documental a este lienzo, bautizado ahora como Calvario (muestra a Jesús crucificado, con Magdalena arrodillada a sus pies y la Virgen y otros personajes a los lados). Tan sólo se conoce algún comentario general sobre la existencia en la iglesia de una crucifixión del siglo XVII, apuntó Garín. Pero ninguna descripción precisa.

El óleo correspondería a los años en torno a 1620, el periodo de madurez del artista nacido en Solsona pero que desarrolló el grueso de su producción en Valencia, a la sombra del poderoso Juan de Ribera. Es una etapa de marcado realismo, en el que se deja notar la influencia italiana de Sebastiano del Piombo. Es el momento del San Bernardo al pie de la cruz del Museo del Prado.

Las figuras del Cristo y de la Magdalena son definidamente ribaltescas, según los especialistas consultados. No obstante, faltan estudios técnicos y el cotejo directo con obras firmadas para una paternidad segura. El cuadro se incorporó ayer a la exposición La gloria del Barroco en la iglesia de San Juan de la Cruz. Luego volverá a San Andrés, la parroquia propietaria. Garín pidió ayer que en el futuro se incorpore a muestras sobre la pintura barroca valenciana: "Tiene valor suficiente."