"El recorte servirá para introducir racionalidad." Así se expresaba el director gerente del Teatro Real, Miguel Muñiz, cuando le comunicaron que su teatro debía apretarse el cinturón debido a los recortes presupuestarios que iba a aplicar el Ministerio de Cultura.

Si bien tanto el Teatre del Liceu de Barcelona como el Real de Madrid llevan desde hace una temporada aplicando ajustes y medidas de carácter presupuestario a fin de afrontar la etapa de vacas flacas, no ha sido hasta ahora cuando la Generalitat Valenciana le ha visto las orejas al lobo. Ha faltado previsión aún a sabiendas de lo costoso que es mantener el edificio de Calatrava.

El anuncio de la consellera de Cultura, Trini Miró, de elaborar un plan de viabilidad para sostener el Palau de les Arts llega con algo de retraso. Más aún, cuando la temporada está presentada y no se ha conseguido que el Ministerio de Cultura se implique dentro de su gestión, ni bajo gobierno del PSOE ni en su día bajo las riendas del PP.

El Liceu comenzó a reducir gastos cuando comprobó que susingresos por taquilla comenzaban a caer al igual que sus patrocinadores. Era 2008. Eso les ha permitido aguantar en cuanto a número de títulos hasta 2010/2011 y aplicar un cambio a partir de la temporada siguiente una vez el Ministerio ya ha avisado de que en tres años habrá un recorte en su aportación de un 30%. El Palau de les Arts se ha visto obligado a reducir espectáculos como primera medida.

El Liceu, por ejemplo, eliminó su actividad artística del foyer y se dedicó a programar reposiciones. Recortó gastos generales y financieros y ha establecido recortes lineales en cada una de sus partidas. También ha aplicado una revisión de contratos y una dilación de inversiones hasta dejarlas al mínimo. Al personal, según informaba en su momento el diario La Vanguardia, se le recortaba un 5% de su sueldo y se restringía el uso de móviles y tarjetas de crédito.

En el Real, por suerte, los ingresos por taquilla pagan sus producciones aunque no así el funcionamiento de la infraestructura.