Entre los tres suman 249 años, la mayoría de los cuales los han dedicado a la Filología Románica, que era la especialidad que cuando no existían departamentos universitarios dedicados a la lengua propia agrupaba los estudios lingüísticos. Son tres grandes padres de la filología -curiosamente, uno catalán, otro mallorquín y otro valenciano- y el 26 Congreso Internacional de Filología Románica los reunió ayer en Valencia, ciudad que por primera vez acoge este encuentro mundial.

Germà Colón, Joan Veny y Antoni M. Badia i Margarit no comparten el mismo grado de optimismo (o pesimismo, según se mire) sobre la lengua común, pero los tres coinciden en las dificultades que atraviesa en los inicios del siglo XXI, treinta años de ponerse en marcha el Estado de las autonomías. Y subrayan el mismo obstáculo que hay que superar para salvaguardar el futuro: la llegada masiva de inmigración extranjera en la última década.

El principal agujero del uso social del valenciano (y lo mismo ocurría en Cataluña y Baleares) eran las grandes ciudades, pero la situación "se ha visto agravada por la inmigración, que es necesaria, pero que en cantidades masivas como ha llegado, y no sólo a las ciudades, como antes, sino a los pueblos más pequeños, dificulta las cosas. Y con los obstáculos del Gobierno estatal de cara a la integración de esta inmigración lo veo complicado. Veo un futuro un poco negro", manifiesta Joan Veny (Campos, Mallorca, 1932).

Pero la situación tampoco es uniforme: "En Cataluña las cosas iban bastante bien, aunque puede cambiar en el futuro, y para mal, a raíz de algunos acontecimientos recientes" [Veny se refiere a los cambios en el Estatuto de autonomía catalán]. "En Valencia y Baleares las cosas no han ido tan bien como deberían haber ido".

"Tenemos dificultades", comparte Badia i Margarit (Barcelona, 1920). "Superamos la llegada de inmigrantes de los años 60, pero últimamente ha venido otra ola de proporciones incalculables". El viejo profesor no pierde el optimismo, sin embargo: "En Cataluña se está trabajando con esta gente. Si todos continúan tratando como hasta ahora estoy convencido que lo superaremos".

"Muy mal lo veo", responde Colón (Castelló, 1928) a Levante-EMV sobre la situación de la lengua en la C. Valenciana. "Allí donde voy me contestan en español", explica el catedrático de la Universidad de Basilea (Suiza), quien precisa que no puede juzgar demasiado a causa de esa distancia.

"Creo que quieren quitar clases de valenciano y me parece una bestialidad. La lengua del país es la que más se cultiva en todos los sitios y aquí parece que es al contrario", sentencia.

Un encuentro para "situar" el valenciano

El Congreso Internacional de Filología Románica pasó en 1953 por Barcelona y en 1980 por Mallorca, pero nunca lo había hecho por Valencia. Hasta ayer. Uno de los objetivos es "dar importancia" al valenciano e incluso "situar" a los romanistas en la realidad local, afirma Emili Casanova, responsable del comité organizador. Una prueba de que se necesita es que la presidenta de la Société de Linguistique Romane, Maria Iliescu, se refirió hasta en tres ocasiones a Valencia como "Cataluña" (aquello de que la lengua hace el país). El congreso dejará además una buena biblioteca de filología románica unos 800 títulos), ya que a cada asistente se le ha pedido que deje sus obras.