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¿Se considera usted una víctima, por las reacciones en su contra que ha propiciado ´Jesús. Aproximación histórica´?

No. En mi libro sobre Jesús lo presento como «conflictivo y peligroso». Ahora he podido comprobar en mi propia carne que lo fue y lo será siempre. Cuando se conocen sus palabras de fuego, su libertad para defender a las personas, su proyecto de una sociedad al servicio de los últimos o su crítica a una religión vacía de compasión. Jesús genera reacciones encontradas de atracción o de rechazo. Creo que, en buena parte, mi libro ha suscitado inquietud cuando se ha captado que Jesús puede ser un desafío peligroso para la Iglesia actual, tal como de ordinario la entendemos, la vivimos y la organizamos hoy.

¿Jesucristo era más hombre que Dios?

Probablemente nadie ha ejercido un poder tan grande sobre los corazones como Jesús, nadie ha expresado como él las inquietudes e interrogantes del ser humano, nadie ha despertado tantas esperanzas. Todavía hoy, cuando las ideologías y religiones experimentan una crisis profunda, Jesús sigue alimentando la fe de millones de hombres y mujeres. ¿Por qué? ¿Dónde está el secreto de ese poder de atracción? Los cristianos pensamos que Jesús es tan plenamente humano que no es como nosotros. Leonardo Boff decía que "tan humano sólo puede ser Dios". Nosotros creemos que en este hombre, en sus palabras, en sus gestos y en su vida entera nos estamos encontrando con Dios como en ningún otro lugar. Para mí, Jesús es Dios hablándonos, acompañándonos y salvándonos desde este hombre entrañable.

¿Leerá el libro de Stephen Hawking, para rebatir la opinión del científico sobre Dios?

No. Siempre me han interesado los trabajos de Hawking sobre astronomía, pero no sus conjeturas sobre Dios. Lo que ha afirmado Hawking no es ninguna novedad. Entre los expertos en el diálogo fe-ciencia la posición más generalizada es que ni las religiones pueden probar la existencia de Dios, ni las ciencias pueden probar su no existencia. Ante el misterio último de la realidad sólo es posible una actitud de fe positiva o negativa. Los creyentes creen que hay Dios pero no lo pueden probar, los ateos creen que no hay pero tampoco lo pueden probar.

A veces parece que el hombre moderno ha decidido que lo que el ser humano no puede probar científicamente, no existe. Sin embargo, esta conclusión no puede ser probada científicamente.

¿Dios es necesario?

Dios no es necesario para ganar dinero, adquirir poder o lograr bienestar. Tampoco para dispensarnos del mal, del sufrimiento o las desgracias de la vida. Dios nos sirve a los creyentes para enfrentarnos con una luz, un estímulo y un horizonte nuevo a la dureza de la vida y al misterio de la muerte. El Dios revelado en Jesús me sirve a mí para vivir, amar y trabajar por una vida más humana, para tratar de ser humano como Jesús, para defender mi libertad y no terminar esclavo de cualquier ídolo, para seguir buscando la verdad última de la vida, para no perder la esperanza en el ser humano, para no vivir a medias, para no sentirme nunca solo o incomprendido, para sentirme perdonado y renovado interiormente, para tener paciencia conmigo mismo.

¿No son aquellos tiempos demasiado oscuros para hablar en propiedad de una ´aproximación histórica´ a la vida de Jesús?

No es posible escribir una biografía de Jesús en el sentido moderno de esta palabra. Sin embargo, la investigación desarrollada en la época moderna —en papirología, crítica textual, análisis de géneros literarios, excavaciones y descubrimientos arqueológicos, aplicación de las ciencias sociales, antropología cultural— nos permiten aproximarnos al perfil de su persona, los rasgos básicos de su actuación, las líneas de fuerza y el contenido esencial de su mensaje, la atracción que despertó en sus seguidores y la hostilidad que generó entre los dirigentes religiosos. Si excluimos a Pablo de Tarso y Flavio Josefo, Jesús es la figura judía mejor conocida de su tiempo.

¿Le gustaría mantener un debate abierto con Benedicto XVI sobre los contenidos de su libro?

Me gustaría que en Roma se escucharan las diversas corrientes teológicas existentes hoy en el seno la Iglesia —no sólo en Europa— pero, sobre todo, me alegraría que la jerarquía se atreviera a liderar un movimiento de conversión a Jesucristo y a su proyecto del reino de Dios. Nada hay más urgente que esto en la Iglesia de hoy.

¿Jesucristo acabó en una fosa común, como los desaparecidos de la guerra civil española?

No. Históricamente es muy poco probable. Esta hipótesis del norteamericano John Dominic Crossan no encuentra apenas aceptación entre los especialistas.

¿Jesucristo expulsaría a los mercaderes del Vaticano?

No hay que esperar a que vuelva Jesús. Desde los millones de hambrientos y desnutridos de la tierra, desde los pobres olvidados por las religiones, desde las mujeres humilladas en todos los pueblos, Jesús nos está gritando ahora mismo a los dirigentes del Vaticano y a todos los que nos decimos cristianos a que expulsemos de la Iglesia riquezas, poderes, grandezas o intereses que ocultan su mensaje de esperanza. Esos obstáculos nos impiden trabajar por un mundo donde los últimos empiecen a ser los primeros en nuestra atención.