Miguel Hernández viajó por primera vez a Madrid en 1931, con 21 años y con el deseo de ser poeta por traje y maleta. En este viaje, algo efímero y frustrante, se refugió en la Biblioteca Nacional. Esta institución recupera ahora su legado con una exposición, inaugurada ayer, de más de 200 piezas, algunas inéditas, como sus cuentos.

Miguel Hernández.1910-2010. La sombra vencida es el título de esta gran muestra que ayer inauguraron la vicepresidenta del Gobierno y presidenta de la comisión del centenario del poeta, María Teresa Fernández de la Vega; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y la nuera de Miguel Hernández, Lucía Izquierdo.

El próximo día 30, el poeta de Orihuela hubiera cumplido cien años, pero desde que comenzó este año 2010 no han parado de sucederse actos, desde todos los ámbitos, y reediciones que recuperan el legado ético y estético de este poeta cabrero que fue símbolo de la II República y víctima de la guerra civil. Esta exposición es una de las actividades más esperadas por la importancia de su contenido.

Organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) con la colaboración de la Biblioteca Nacional de España y comisariada por José Carlos Rovira -el coordinador del centenario-, la muestra reúne manuscritos, cartas, fotografías, pinturas, esculturas, dibujos, documentos, publicaciones y objetos personales, cedidos por más de 40 instituciones públicas y privadas, entre ellas la familia del poeta.

Y entre las novedades y objetos inéditos que se aportan se encuentran los cuentos que escribió Miguel Hernández en prisión a finales de 1941 sobre papel higiénico, que según el comisario fue lo último que salió de la pluma del poeta. Una metáfora de cómo podía entretener a su hijo, en opinión de José Carlos Rovira.

Con los títulos El potro oscuro, Un hogar en el árbol, El conejito y La gatita Mancha y el Ovillo Rojo se exhiben estos cuentos, de cuyo manuscrito se ha realizado una reproducción facsímil que acompaña al catálogo que se ha hecho para la ocasión.

También se aportan los textos de la censura que ya a finales de los 60 se seguía ejerciendo contra los libros del poeta en España, como la antología de Losada. Hasta 1976 no desapareció esta censura. Todo un recorrido por la vida y obra del poeta, su infancia, su venida a Madrid, su compromiso republicano, la guerra, y su muerte en la cárcel de Alicante en 1942 por no doblar la cerviz y no traicionar sus ideas.

En las salas de la Biblioteca Nacional también está el Miguel Hernández periodista, con crónicas y manuscritos y hasta con una grabación que le realizó Alejo Carpentier en París en 1937 sobre el texto El esposo soldado.

Pablo Neruda, Vicente Aleixandre -dos de los autores que le apoyaron y con los que se relacionó "y obsesionó"-, Juan Ramón Jiménez, que le hizo un gran elogio, o María Zambrano, Maruja Mallo, y la Escuela de Vallecas; García Lorca, a quien el poeta cabrero admiraba profundamente por su obra y por su repercusión social, aunque a Lorca parece que no le hacía mucha gracia el de Orihuela. Todos están en esta exposición a través de retratos y manuscritos.

Para María Teresa Fernández de la Vega, esta exposición "contiene muchos mundos, posiblemente uno para cada uno de nosotros".

"Dejadme la esperanza, decía el poeta, dejadme la esperanza cuando el odio se amortigua detrás de la ventana... Sobre esa esperanza a la que cantó Miguel Hernández nos despojamos de la España doliente encerrada y ensimismada y nos convertimos en un pueblo con los mismos deseos, las mismas ilusiones y, por supuesto, también los mismos problemas que las democracias mas avanzadas de nuestro planeta", subrayó De la Vega.

González-Sinde, tras recorrer la vida y obra del poeta, habló de la importancia de recuperar la memoria histórica, de abrir ventanas para ver con claridad y de que, para ello, es imprescindible volver a la poesía de Hernández.

La nuera del autor de El rayo que no cesa, Lucía Izquierdo, muy emocionada, tuvo palabras de agradecimiento para la viuda de Miguel Hernández, Josefina Manresa, la "gran defensora de este extraordinario legado", dijo.

Un premio para poetas jóvenes con su nombre

La vicepresidenta Fernández de la Vega anunció ayer que el Gobierno creará, en el próximo Consejo de Ministros, el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández para jóvenes poetas, a propuesta de la comisión nacional del centenario que ella misma preside. Asimismo, hizo una mención a la ley de Memoria Histórica. Aseguró que con esta ley se rehabilita la memoria de aquellos que, como Hernández, sufrieron persecución y violencia: "Esa es, en buena medida, la razón de ser de la ley, arrojar luz donde había oscuridad". l