Concierto del Nou d´Octubre

palau de la música de valencia

Carlos Bonell (guitarra), Coral Catedralícia de València y Orquestra de València. Director: José María Cervera Collado. Obras de Sanz Sifre, Rodrigo y Cervera Lloret. 8 de octubre.

El año pasado, tras el esperpéntico episodio vivido con la caída de los carteles de la ópera Roger de Flor de Ruperto Chapí, José María Cervera Collado (Buñol, 1945) salvó la celebración del día de la Comunitat Valenciana en el Palau improvisando un breve y no muy brillante concierto. Este año ha vuelto a subir al podio con un programa cuya segunda parte integraban dos composiciones de su padre, José María Cervera Lloret (1910-2002).

Comenzó la primera con el estreno de la redacción para orquesta de Fontí. Impressions festeres de la Font de la Figuera, obra del antiguo trompa de la orquesta Nicanor Sanz Sifre (Alzira, 1933). La eficacia en el cumplimiento de las descripciones anunciadas en su título quedó deslucida no sólo por la ausencia del dolçainer previsto para la última de sus tres páginas (Dança).

No fue mayor la inspiración vertida en la Fantasía para un gentilhombre de Joaquín Rodrigo. Aparte de que la amplificación de la guitarra de Carlos Bonell (Londres, 1949) desequilibró todos los volúmenes naturales e hizo imposible la valoración de su labor como solista, los vientos empastaron mal con las cuerdas y, en general, el fraseo de las amables melodías careció del picante imprescindible para que no resulten sosas.

La temperatura emocional se elevó bastante en el Paisatge llevantí, gracias principalmente a algunas sabrosas contribuciones individuales, así la del corno. No bastaron éstas sin embargo para evitar la sensación de lectura de trámite de una página de interés muy limitado.

A falta de coro titular, para El Redentor, más ambiciosa y mejor resuelta sobre el papel, una vez más se contó con la participación de la Coral Catedralícia, que quedó muy por debajo de las bastante considerables exigencias tímbricas y técnicas planteadas. La orquesta, en cambio, si elevó un tanto su nivel interpretativo.

La sala se llenó de un público muy atento a cualquier cita de danza folklórica. Salió muchísimo más satisfecho de lo que por lo dicho cabría suponer.