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El cuadro El vino en la fiesta de San Martín, del pintor flamenco Bruegel "el Viejo" (1525-1569), será definitivamente español. El Estado, a través del Ministerio de Cultura, pagará 7 millones de euros por esta obra, sacada a la luz por la pinacoteca nacional hace poco más de un mes. Tras la última reunión plenaria, el patronato del Prado ha aprobado, por unanimidad, ejercer su derecho preferencial de compra sobre el cuadro. El vino en la fiesta de San Martín, considerada una de las joyas de la escuela flamenca, se incorporará con el tiempo a las colección permanente del Prado, "aunque ahora lo importante es que el cuadro ya no corre peligro", afirma Matías Díaz Padrón, anterior conservador jefe de pintura flamenca en el museo.

Díaz Padrón acumuló durante su etapa en el Prado prestigio como historiador del arte riguroso, y suyas son famosas atribuciones -como la restitución a Rubens de La Inmaculada donada por el marqués de Leganés a Felipe IV- o dramáticos "descabalgamientos". Y hace años, rastreando por archivos y bibliotecas privadas, accedió a una imagen de este cuadro, por entonces de atribución dudosa. "Revisando cantidad de fuentes fotográficas, realizadas antes de la guerra para preservar las obras de una situación dramática, apareció", rememora Díaz Padrón, con un marcado acento canario que se resiste al paso de los años.

En un primer vistazo, El vino en la fiesta de San Martín impresiona tanto por su tamaño -es la de mayor tamaño que se conserva del maestro, 1,48 por 2,75 metros- como por los ochenta personajes que, en el cuadro y pintados al temple de cola sobre sarga, festejan la llegada del primer vino de la temporada. Díaz Padrón cuenta cómo "hace treinta años", trató de localizar la obra "para llamar la atención sobre ella". "Estaba claro que era de gran calidad", continúa, "pero por su estado de conservación no se podía afirmar si era de Bruegel primero o segundo, porque el hijo imitó mucho a su padre y hay cosas en que son prácticamente idénticos".

El maestro de conservadores reconoce que atribuir una obra como esta "es un terreno resbaladizo, y muy discutido, porque siempre hay especialistas indecisos". En un punto medio entre sus primeras pesquisas y el descubrimiento de la obra, una amiga de Díaz Padrón afirmó haber visto el cuadro "durante una fiesta, grande y oscuro". Meses antes de que se hiciese pública la recuperación de El vino en la fiesta de San Martín, Díaz Padrón recibió una llamada del subdirector del Prado, Gabrielle Finaldi: "Esta obra la encontraste tú, ¿quieres verla?", le dijo. "La encontré extremadamente cargada de suciedad", apunta el conservador.

Su ojo experto detectó "la vulnerabilidad de la sarga" que sostiene la pintura, y un probable "refuerzo de pintura" en las bridas del caballo blanco que domina la parte derecha del cuadro. También "zonas que se podrán recuperar".

La obra, perdida durante mucho tiempo, perteneció hasta ahora a una de las ramas "de la casa Medinacelli, una de las más prestigiosas de España", afirma Díaz Padrón. Sus propietarios la llevaron primero a la casa Sotheby's en Madrid, y de ahí al taller de restauración del Prado, hace casi un año. Tras un arduo proceso de limpieza, la actual conservadora de pintura flamenca, Pilar Silva, y la restauradora Elisa Mora confirmaron que se trataba de una obra "buena" de Bruegel "el Viejo". Bajo las capas de suciedad, aparecía la firma.

Tras el hallazgo, el reto fue conseguir que la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Artístico Español la declarase "inexportable". Así, el Prado evitaba la salida del país de una obra que, en el mercado de subastas, podría haber multiplicado por siete el precio que ahora pagará Cultura.