Sharktopus. Así se llama el último monstruo parido en la fecunda -y poco estética- factoría de Roger Corman, el octogenario y prolífico rey de las películas americanas de serie B (La pequeña tienda de los horrores y La matanza del día de San Valentín son dos de los títulos que firmó como director entre los más de 500 que ha producido). Sharktopus es -como su nombre sugiere en inglés- mitad tiburón, mitad pulpo; un animal mortífero en manos de un villano encarnado por Eric Roberts (el hermano de Julia). Lo curioso del producto televisivo es que contiene algunas imágenes de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, que pasa por ser el cuartel general del citado malvado.

Corman (Detroit, 1926) estuvo hace unos días en el Festival de Sitges para enseñar su creación. Lo más sorprendente de esta serie -tan poco verosímil como otras producciones de Corman- es que la primera entrega, emitida en la cadena estadounidense SyFy (una temática de ciencia ficción) a finales se septiembre, arrasó en las audiencias. Superó incluso a sagas de culto y veneradas por la crítica como Mad men y Dexter. Como en otros productos de la factoría Corman, lo más difícil -y lo que atrae a un buen número de público- es la confusión entre el homenaje y la parodia barata al cine de terror.