El director y guionista Mario Camus aseguró que nada más leer la obra de Miguel Delibes 'Los Santos Inocentes' sufrió un "fenómeno extraño" y la vio por primera vez proyectada en la primera "sala" que tiene uno, "la cabeza, donde pudo ver la película "entera".

Camus se expresó así en el transcurso de una mesa redonda titulada 'El cine de Delibes y la Generación de los 50', que se desarrolló en el marco de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), en la que también participaron José Luis Borau, Juan Diego, Francisco Plaza y Ramón García, moderados por el también escritor Gustavo Martín Garzo.

El director y guionista cántabro recordó que al poco de salir leyó esta novela de Delibes y automáticamente la vio proyectada en su mente, por lo que sólo tenía que "hacer un esfuerzo" para desarrollar algo que ya había visto, algo para lo que habló con el escritor en Valladolid, quien se mostró "extrañado" de que quisieran hacer una adaptación al cine.

Después de la autorización de Delibes y tras un trabajo de un guión que inicialmente "no acababa de estar bien", pero un apunte de su autor diciendo que había conocido realmente a uno de los personajes, Azarías, sirvió para montar una historia paralela en la que también el escritor creyó que cuantas más veces se dijera "milana bonita", mejor, y el resultado fue que se convirtió "en una especie de oración", explicó Camus.

El director cinematográfico también recordó el día en el que la familia de Delibes acudió a ver la película por primera vez y ocupó "la mitad de una sala no muy grande". Tras visionar la cinta, se encendieron las luces y Camus pudo comprobar que Delibes se había ido al lavabo y cuando apareció le propuso ir a tomar un café y fue cuando le dijo que le pareció un trabajo "estupendo".

El director manifestó su "sospecha" de que Miguel Delibes se emocionó por la sensación que pueda tener un escritor cuando ve que en los personajes hay algo que es una interpretación de lo "suyo".

Camus terminó así la explicación del recorrido que ha vivido en su trabajo cinematográfico con relación a la literatura y las numerosas obras que ha adaptado a la pequeña y la gran pantalla.

El director explicó que él tenía dos deudas contraídas con la literatura, por un lado con los editores argentinos que le permitieron leer determinados libros accesibles por el "cuarto de atrás" de las librerías en la época del Franquismo cuando estudiaba en Madrid y otra con los escritores de la denominada generación del 50.

Precisamente en este marco, el biógrafo de Miguel Delibes, Ramón García, recordó la "constante afición" y "mutua fascinación" del escritor vallisoletano por el cine. A la pequeña y la gran pantalla se han adaptado nueve de sus novelas y tres de sus cuentos.

García recordó el inicio de Delibes en El Norte de Castilla, donde una de las primeras funciones que tuvo fue la de "comentarista" de cine --no le gustaba que le llamaran "crítico"-- cuando escribía crónicas que ilustraba con sus caricaturas de actores y actrices.

El escritor y periodista cree que el cine le devolvió el "cumplido" con sus adaptaciones y afirmó que era el propio Delibes el que creía que era fácil adaptar sus obras porque sus historias eran "convincentes" y sus personajes eran delineados con "cuidado", pero además eran "humanos y creíbles".

Ramón García hizo referencia también al encuadre que el propio Delibes hacía de su obra en la generación de los 50, en la que él distinguía entre los objetivistas, más cuidadosos con la estética como Sánchez Ferlosio o Martín Gaite y los socialrealistas, que descuidaban más la estética para centrarse en la ética.

Precisamente en ésta última situó su obra 'Las Ratas' porque cubre el vacío de la labor de denuncia de la prensa, acallada por la censura, mientras que después intentó hacer más compatibles la estética y la ética.

Por su parte, Martín Garzo, en su intervención inicial como moderador recordó que la mesa trataba de ser un homenaje a Delibes como creador "esencial" de la literatura española pero también hablar de sus compañeros y su vinculación al cine.

Precisamente el director de la Cátedra de Cine de la Universidad de Valladolid, Francisco Plaza, hizo un repaso por la generación de los 50, años en los que había un importante "elenco" de escritores que publicaban, algunos de ellos comprometidos con la ideología y los valores éticos, y el cine.